21. ¿Recuerdas?

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A pesar de que Parker dice que me esperará en una hora, lo veo apoyado contra su coche veinte minutos después por el balcón de mi habitación. Tengo la tentación de dejarlo esperar un poco más, pero decido bajar de una vez por todas y aprovechar que no hay nadie en casa para que noten lo mucho que me arden las mejillas o lo caliente que se siente mi cuerpo en contraste con mi cabello húmedo que golpea mis hombros con cada paso que doy hasta él.

Después de una tarde calurosa, el clima nos recompensa con una noche demasiado fresca para el vestido blanco fino que llevo puesto, los tirantes alrededor de mi nuca y el que se ata a mi espalda son lo único que impiden que la brisa me deje en nada más y nada menos que mi ropa interior. Quiero ocultarme detrás de mis brazos cruzados sobre mi pecho en cuanto Parker nota que salgo por el jardín en dirección a la calle donde quedamos en reunirnos.

O mejor dicho, en donde me retó a reunirme con él. Y no le dejaría pensar que está en lo cierto sobre no ser una persona divertida. Puedo divertirme, claro que sí. Mírame hacerlo.

Aunque nunca te habían invitado a la fiesta de la fogata en la mansión de la bahía...

Echo mis hombros hacia atrás y no me dejo intimidar por su aguda mirada.

—De blanco, como sugeriste. Espero que no estés engañándome sobre ir a una fiesta de adolescentes para en realidad llevarme como algún tipo de sacrificio para tu clan oscuro.

—No hay ningún clan oscuro —razona, inclinando la cabeza a un lado y observándome minuciosamente a través de las pestañas oscuras que rodean sus ojos grisáceos—, aún.

—No eres gracioso —balbuceo.

Me mira y me tenso mientras recorre mi cara y mis hombros desnudos. Él lleva una sencilla camisa manga larga blanca y unos jeans claros, lo cual no debería ser la gran cosa. Y sin embargo... admito que luce mucho mejor que ahora en nuestro breve encuentro con nuestros perros. La piel oliva ha vuelto a aparecer y el característico brillo burlón vuelve a rodear su aura, e incluso me permito observar su boca. Sus labios pasaron de agrietados a rosados y suaves en cuestión de minutos.

Nuestros ojos se encuentran y Parker carraspea para romper el hechizo. Me hace un gesto para que me acerque y abre la puerta del copiloto antes de apartar la vista.

—Vamos, no vaya a ser que nos quedemos sin donde aparcar.

Resulta que Parker está en lo cierto sobre el estacionamiento. Parece que ningún chico en esta ciudad puede salir sin su coche porque no hay ningún espacio libre. El Jeep de Nikko nos sirve como referencia para saber que hemos dejado el coche como a diez metros de él. Camino apresuradamente por el césped para alcanzar a Parker dado que sus pasos son más largos que los míos. Distingo a unas cuantas chicas y chicos con los que comparto clases, pero nadie se acerca a saludar o decir algo, simplemente me miran entre interesados y confundidos mientras el Intocable más odioso del mundo se detiene frente a las puertas abiertas de la mansión para echarme un vistazo sobre su hombro.

—¿Preparada? —pregunta.

—Sí.

No sé qué es lo que esperaba, pero definitivamente no era esto. Hubo en el que me hubiera gustado el que Cress me invitara a la fogata de inicio del verano. Todo el mundo hablaba de ello durante las vacaciones y parecía la cosa más fantástica, mientras que yo me quedaba en casa cuidando a Arcoíris y acompañando a mi madre al mercado para rogarle que me comprara una tabla nueva. Ahora tiene un poco de sentido el porqué de tanto alboroto. Dudo, incapaz de dar un paso más dentro de la sala de estar llena de gente. 

Entre besos y olas✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora