Llego tarde a mi cita con Parker.Bueno, no es precisamente una cita, es una reunión de estudio.
La puerta de la librería Sitka se encuentra entreabierta cuando llego, el aroma a café con vainilla y libros se cuela en el aire y me atrae a él como una polilla a la luz. No se ve al gemelo cabezota por ninguna parte, incluso la caja registradora está tan vacía como el lugar, pero supongo que nadie viene a la librería a esta hora.
—¿Hola? —grito.
—Por aquí. —Escucho decir a la suave y baja voz detrás de una estantería cerca de mí. Él está acomodando un libro en la parte superior, ni siquiera tiene que alzarse para lograrlo por lo alto que es. Su mirada grisácea me observa en la otra esquina del pasillo. — Llegas tarde, Hendrix.
—Lo sé, lo lamento. Tuve que ayudar a Lila a recoger el desastre que hizo en la cocina.
—¿Lila cocina?
—Oh, no, no me refiero a eso —me rio—. Estaba siguiendo una receta de... maquillaje vegano.
—¿Maquillaje vegano? —repite lentamente.
—No preguntes. —Lo veo mirándome de reojo y todo mi cuerpo se tensa inmediatamente. Desde nuestra conversación de esta mañana el pensamiento de que sepa sobre esa parte de mí... y de lo que eso significa... no ha dejado de darme vueltas en la cabeza. Ruedo los ojos mientras retrocedo hasta apoyar mi hombro contra la estantería —. Bueno, supongo que podemos empezar con esto. ¿Qué tenías en mente?
—Sígueme.
Con un gemido interno por cargar con esta mochila tan pesada lo sigo a través del pasillo hasta una mesa al fondo, justo al lado de la ventana con luces amarillas. Menos mal el aire acondicionado se encuentra del lado opuesto o tendría que haberme puesto una sudadera más abrigadora. Mi vestido largo blanco tiene manchas de pintura azul en el dobladillo, cerca de mis tobillos, pero me mantiene fresca contra el aire húmedo de afuera.
Parker se deja caer en la silla junto a mí y enarca una ceja hacia mi mochila.
—¿Qué? Vine preparada —aclaro, sacando todos mis libros de texto y esparciéndolos sobre la mesa. Parker fija la mirada sobre mis apuntes, mis libros de texto, chocolates, malvaviscos y mis resaltadores de colores. Absolutamente todo lo que necesito.
—No necesitas nada de eso. —Pronuncia con la boca fruncida, y aunque me acaba de decir que todo esto es innecesario, toma la bolsa de malvaviscos y la esconde bajo la mesa.
—¿Qué? ¿Por qué?
Su respuesta es levantarse de la silla y caminar lejos de mí. Creo que estoy tan aturdida que no escucho cuando vuelve hasta que arrastra la silla y mis ojos se elevan hacia él. Pone en la mesa un bolígrafo, unas notas post it y lo que parece ser una grabadora de voz conectado a un par de auriculares.
—Aquí está todo.
—¿A qué te refieres?
—Grabé tu lección de biología.
—Parker...
—Grabé todos mis apuntes de este período de clases porque dijiste que no podías leer bien, Hendrix.
Yo me encojo en mi lugar, repitiendo sus palabras en mi mente hasta que parece que la habitación da vueltas y todo se ha quedado en silencio. Ha grabado una clase para mí. Se ha grabado explicando todo simplemente porque le dije que tenía un problema para leer.
Él se aclara la garganta, evidentemente incomodo con el silencio. Nunca he visto esta faceta de él, tan avergonzado. Estoy acostumbrada a observar su semblante serio y despreocupado todos los días en los pasillos de la escuela, en el océano junto a mí en su propia tabla de surf, en las cenas de acción de gracias y cada vez que chocamos casualmente miradas a través de los ventanales.
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Entre besos y olas✔️
Roman pour Adolescents¿Alguna vez has dado un beso inolvidable? Indigo Hendrix puede decir tres cosas sobre ella con seguridad. Le gusta el océano. Le gusta su mejor amigo desde qué eran pequeños. Y haberlo besado en la fiesta de cumpleaños de su hermana ha sido un compl...