No esperaba que Parker me llevara en un bote a nadar en aguas más profundas la semana siguiente, pero lo hace. Pasamos una tarde entera tratando de hacer snorkel para luego darnos cuenta de que no podía respirar bien por el maldito tubo, así que dejamos las mascarillas en el bote y nadamos un buen rato sin más compañía que nosotros. Y el dueño del bote, claro está.
Fue una de las mejores experiencias de mi vida. En especial la parte en la que pude tachar otra cosa de mi lista de deseos. Todavía recuerdo la sensación de mi piel desnuda contra el agua y su mirada cristalina que me atravesaba mientras me quitaba el bikini.
El aire estaba cargado de tanta tensión que por poco me ahogaba.
Y cuando se acercó a mí, igualmente desnudo en una pequeña parte del inmenso océano, pensé que no había contemplado nada más hermoso en toda mi vida. Ni siquiera nos tocamos. Ni siquiera estuvimos tan cerca. Pero puedo jurar que nunca me había sentido tan vulnerable en toda mi vida, y no me importaba, porque era él con quién estaba desnudándome en cuerpo y alma.
Era Parker, con su sonrisa secreta y sus ojos tormenta, dándome el momento más íntimo de todos.
Más tarde ese día cuando llegamos a mi casa fue mi padre quién precisamente abrió la puerta y nos vio allí, empapados y risueños por la travesura que habíamos cometido. Nuestro pequeño secreto. Y supongo que un padre sabe cuando un chico está llevándose a su pequeña niña a hacer travesuras, porque lo primero que hizo papá fue tomar a Parker lejos de mí y llevarlo a la terraza para tener una conversación privada. Yo me duché y estaba a punto de tomar mi cereal cuando finalmente salieron, mi padre en dirección al sofá y mi vecino en mi dirección. Me dio un beso rápido en la mejilla y me murmuró al oído que nos veríamos al otro día en la escuela, saliendo tan rápido de mi casa como alma que lleva el diablo.
Mi padre no tardó demasiado en sentir mi shock.
—No me importa si tienes casi dieciocho o sesenta y tres años, Gigi —me dijo—. Siempre serás mi niña. Y ya era hora de que el chico detuviera el chorro de baba que dejaba a su paso mientras te seguía a todas partes. ¿Están saliendo?
No sabía lo que era. Me gustaba Parker, joder, me gustaba muchísimo. Sin embargo, quería por una vez en mi vida no pensar tanto y solo sentir.
—Sí, supongo que estamos saliendo —respondí.
—Bien.
Y eso fue todo. Al parecer, los chicos Holt ya se habían ganado el cariño de mis padres mucho antes de que tuvieran que pelear esa batalla.
**
—¡Oye! —grito, justo cuando Lila atraviesa la cocina como un rayo y por poco me atropella con mis galletas en mano—. ¿Qué te sucede?
—Tengo una emergencia —hiperventila—. Nikko me invitó a cenar esta noche con sus padres. No tengo que ponerme. Dios mío. Toda mi ropa se basa en tops y faldas.
—Pues ponte una de esas.
Lila me mira como si quisiera enterrarme tres metros bajo tierra. Le doy un mordisco a mi galleta.
—No. No entiendes, tengo que verme bien. No como una barbie californiana.
—Eres una barbie californiana. La más hermosa e inteligente que conozco, Lila. ¿Por qué estás tan preocupada por cómo luces? Los tops y las faldas no van a hacerte más o menos digna de su aprobación. Sus padres te adoran.
Mis palabras parecen tranquilizarla. Sus labios forman un mohín mientras se deja caer en el taburete frente a mí.
—¿Tú crees?
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Entre besos y olas✔️
Teen Fiction¿Alguna vez has dado un beso inolvidable? Indigo Hendrix puede decir tres cosas sobre ella con seguridad. Le gusta el océano. Le gusta su mejor amigo desde qué eran pequeños. Y haberlo besado en la fiesta de cumpleaños de su hermana ha sido un compl...