Todo era falso

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-mmm, esto no me convence del todo.

Nos encontramos en la mansión Chimenea, precisamente en el cuarto del conejo en celo Bell.

Este estaba acostado en su cama mientras leía unas hojas que tenía en sus manos.

Era la canción que estaba escribiendo con Welf hace unos días la cual parece ya terminada.

-me pregunto si a mí Mikoto le gustará está canción -penso inseguro leyendo una y otra vez la letra-. Pero aún me falta componer la música.

Tenía la letra ya escrita pero le faltaba el acompañamiento, la música y él y Welf no podían tocar ningún instrumento.

-aah parece que tendré que esperar más días para poder dedicarsela a Mikoto -penso frustrado y resignado de no poder cantar la canción hoy mismo.

De verdad tenía ilusión de cantar esta canción y ver la reacción de su amada pero eso tendría que esperar.

Soltando un suspiro Bell se levantó de su cama y guardo las hojas de la canción en un mueble cercano.

-¿Me preguntó si Mikoto ya se despertó? -penso con una sonrisa viendo el reloj de la pared el cual marcaba las ocho de la mañana-. Bajaré al comedor, talvez ya está ahí.

Con su nuevo objetivo en mente Bell salió de su habitación en dirección al comedor de la mansión deseando que su adorada Mikoto estuviera allí.

Y afortunadamente cuando llegó al comedor allí estaba la oriental desayunando tranquilamente.

O eso era hasta que escucho la voz de Bell.

-¡Buenos días cariño! -saludo Bell con una sonrisa encantadora.

Mikoto al escuchar a Bell se sonrojo levemente mientras volteaba a verlo.

-b-buenos días B-Bell -tartamudeo la chica intentando controlar su corazón.

Con emoción en su rostro Bell se acercó a Mikoto para tomar asiento junto a ella y mirarla de manera amorosa.

-gracias por saludarme a mi también Bell-kun.

Una voz con tono de sarcasmo llamo la atención de Bell buscando con la mirada quien lo llamo.

Era Hestia la cual estaba en el otro extremo del comedor con una cara de pocos amigos.

-ah perdón Kami-sama, no la había visto -respondio el albino para después volver a ver a Mikoto.

Ante esa acción Hestia solo soltó un suspiro cansado y volvió su atención a su comida.

Aún le dolía ver a Bell comportarse de manera amorosa con Mikoto pero ya empezaba a aceptar eso.

Si Bell escogió a Mikoto ella no era nadie para impedirlo, ni que fuera Freya que monopoliza a sus hijos.

-ahora Mikoto-chan, ¿Porque no me repites lo que me dijiste ayer en la noche? -pregunto el albino con una sonrisa boba.

-n-no lo d-dire -respondio la oriental llena de vergüenza recordando lo que dijo ayer.

"Quizás yo también te amo".

En tan solo recordar eso el corazón de Mikoto empezaba a latir rápidamente y su rostro se calentaba.

-por favor, solo una vez -suplico el albino queriendo escuchar esas palabras otra vez.

-p-por favor B-Bell-dono, no i-insista -pidio muy avergonzada.

-Bell-sama, apenas va comenzando el día y ya está molestando a Mikoto-sama.

La dueña de ese regaño era Lili la cual estaba entrando al comedor junto con Welf.

Perdidamente EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora