Perdidamente Enamorado

Y la vida sigue

-¡Ya está! No voy a tolerar ni un minuto más.

Un nuevo día hacia en la ciudad de Orario y en dichas calles un dios con una cara de pocos amigos caminaba a paso rápido a la torre de Babel.

-Freya tiene que aprender en no hacer todo lo que se le da la gana -penso Hermes enojado-. Hoy me llevaré a Asfi por la buenas o por las malas.

Ya estaba decidido, no le importaba si hoy regresaba al Tenkai pero no sé quedaría de brazos cruzados ni un minuto más sabiendo que su linda Asfi está en las manos de esa ninfómana.

-hoy Freya conocerá mi ira.

Mientras en lo más alto de la torre de Babel.

Freya estaba en su clásico asiento observando como siempre la ciudad con su espejo divino.

_genial, esa mierda andante viene para acá -dijo Freya aburrida observando a Hermes en su espejo-. Mejor le hubiera dicho que nunca tuve a Asfi, así hubiera dejado de estar jodiendo.

-¿Quiere que lo mate Freya-sama? -pregunto Ottar de forma respetuosa.

-le harías un favor a la humanidad si lo hicieras -respondio viendo a su querido hijo-. Pero no, si matas a Hermes ya no tendré a nadie quien molestar, déjalo vivo aunque me desagrade.

-entendido.

-¡Freya! ¡Abre la maldita puerta!.

Fuera de la habitación lujosa de Freya se podía escuchar como tocaban la puerta de forma brusca acompañada de los gritos de Hermes.

-ya está aquí, abre la puerta Ottar -ordeno Freya con una expresión cansada.

Desde que se rindió en obtener a Bell tenía esa personalidad, aburrida y sin ganas de hacer nada, incluso Ottar empezaba a extrañar a la antigua sádica Freya.

Obedeciendo la orden de su diosa Ottar se acercó a la puerta abriéndola lentamente.

-buenas -saludo Ottar al ver la expresión de pocos amigos de Hermes.

-¡Nada de buenas! ¡¿Dónde esta Asfi?! -pregunto Hermes furioso empujando a Ottar para que poder entrar a la habitación.

Estaba tan enojado que le valía madres todo, empujar a Ottar ya no le daba miedo.

-hola Hermes ¿Que te trae por aquí? -pregunto Freya con una forzada sonrisa, ni siquiera ganas de sonreír tenía.

-¡Quiero a Asfi! -grito enojado.

-lo siento ya se nos acabaron pero la próxima semana nos traerán más así que ven sin falta -respondio de forma sarcástica volviendo su atención a la ciudad.

-¡No estoy jugando Freya!.

-lo siento Hermes, nosotros no vendemos juguetes, eso los venden en el piso de abajo aunque creo que Ottar tiene aún sus juguetes de cuando aún era niño ¿Todavía los tienes Ottar? -pregunto Freya a su hijo.

-si Freya-sama, los tengo guardados en un baúl debajo de mi cama pero no están a la venta -respondio el grandote educadamente.

-ya oíste Hermes, no tienes más opción que ir al piso de abajo.

-¡Freya!.

-esa soy yo.

-¡FREYA!.

-esa soy yo otra vez.

Mientras Ottar solo observaba todo con una gotita estilo anime, no sabía si su diosa hacia todo esto solo para entretenerse un rato o simplemente respondía lo primero que se le venía a la mente.