Puñetazo satisfactorio

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Bitacora de Hermes.

No sé cuántos días han pasado desde que estoy en el sotano de mi sede pero puedo decir que por fin termine la dichosa poción que me encargo Freya.

Creo que está es la primera vez que siento tanto miedo de alguien, no crei que Freya fuera tan aterradora.

Desde que baje del cielo siempre fui un dios muy despreocupado y bromista ocultando mi verdadera personalidad a los demás.

La personalidad de ser alguien manipulador, me encanta manipular las cosas a mi gusto y mover a los demás como si fueran piezas de ajedrez.

Bell-kun fue mi principal centro de entretenimiento de todo esto.

Desde que Zeus me dijo que él sería el último héroe supe que él sería mi mayor entretenimiento en este mundo.

Y tenía razón, Bell tiene muchas características de un Héroe pero desgraciadamente tiene un defecto, es muy ingenuo.

Obviamente yo me aproveche de esto haciéndole muchas bromas de las cuales nunca me arrepentí.

Claro, eso fue hasta ese día, ese maldito día que se me ocurrió esa estúpida idea que me jodió mi vida.

Maldita Freya, juro que te haré pagar toda esta humillación.

Y Bell, desde el fondo de mi corazón te pido disculpas.................................¡Pero hey! Las risas no faltaron.

Si logro salir vivo de todo esto juro que cambiaré para bien y también te prometo a tí Asfi que sere un mejor Dios y que te trataré de la manera que te mereces y ya no haré bromas para tí.

Fin de la bitacora de Hermes.

Nos encontramos en el sótano de la sede de la familia Hermes dónde dicho dios se encontraba en una esquina con un aura deprimida alrededor de él guardando su libreta en la cual acababa de escribir.

-sentado en la esquina pensando como fui tan gil -susurraba haciendo círculos con su dedo en el suelo.

Hace unos minutos que había terminado la poción de Freya la cual tenía un color rojo muy intenso, casi parecia que el frasco estaba ardiendo.

Pero Hermes no se animaba a salir de su sede y entregárselo a Freya, sentía que se metería en más problemas si seguía con todo esto.

-pero tengo que salvar a Asfi -penso frustrado imaginandose como se sentiría su linda capitana en las manos de esa depredadora sexual-. Y ni siquiera sé si esa cosa es bebible.

Hermes dirigió su mirada a la poción la cual seguía con el mismo color rojo intenso.

-¿Y si Bell se vuelve un psicópata? Esa poción es demasiado fuerte como para seguir siendo una poción de amor -penso temeroso de que Bell le sucediera algo malo por beber esa poción-. Un depredador sexual.

Por la mente de Hermes cruzo la imagen de un Bell acosando y tocando indebidamente a las mujeres de Orario, justo como un depravado arruinando por completo su reputación, lo que menos quería Hermes es que Bell arruine su imágen, aunque claro, muchas de sus bromas ocasionaron que Bell arruinara un poco su imagen.

-¿Y si la pruebo en alguien? -penso viendo fijamente la poción-. ¡No! Prometí ya no volver a utilizar a las personas.

Está era la primera vez en la que Hermes estaba entre la espada y la pared sin saber que hacer, una decisión difícil.

-¡Hermes-sama!.

El dios viajero fue sacado de sus pensamientos por uno de sus hijos.

-¿Que sucede? -pregunto decaído.

Perdidamente EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora