Tomo I: "La vida me hizo sentir... como la representación del desastre"
ASHER
Internado Tecnológico-Educativo de los Deportes "La cúspide del Everest"
—El otro día fui a la fiesta de Eradni —comenté echado sobre las gradas—, me dijo a través de un audio en whatsapp que jamás me volvería a invitar de nuevo.
—Pero, ¿por qué dijo eso? —inquirió Nhatalia con cierto sarcasmo—. No me lo puedo ni imaginar.
—¿Sólo porque le rompí el lavabo? De verdad, ¿quién no ha hecho eso al ir a la fiesta de alguien?
—¿Yo, quizás? ¿El resto del mundo? ¿Las personas que no pierden la cabeza con un chupito? ¿La gente responsable, respetuosa y decente? ¿Te sonarán esas características? —Nhatalia no esperó respuesta—. Claro que no.
—Es una experiencia reservada para alguien que de verdad disfrute las fiestas a plenitud —rectifiqué—. A ti solamente te gusta leer historias de romance en la biblioteca.
—¿Tienes algún problema con eso? —Me encogí de hombros y alcé las manos en son de paz.
—Claro que no, no soy nerd fóbico.
—Estúpido, esa palabra ni siquiera existe.
—Al igual que tu actividad sexual. Esa tampoco existe. Debes de ser una persona triste.
—¡Deja de cambiar el tema! Tengo el leve presentimiento de que no estás contándome todo lo que hiciste.
Abrí los ojos y la boca, con la típica expresión de alguien que se ha ofendido.
—¿En qué concepto me tienes, amiga de mi vida?
Nhatalia logró arrebatarme el teléfono de las manos para cotillear. No me molestaba, de hecho, su huella dactilar estaba en mi contraseña, porque ella era mi mejor amiga. Sonreí abiertamente cubriendo mi vista del resplandor con mi antebrazo. Estábamos en la cancha del internado, yo acostado de largo en una grada, y ella estaba sentada en la grada contigua. La tenue luminosidad del sol se filtraba a través de los vidrios resplandecientes que cubría la parte superior de la cancha. Esta luz hacia brillar ligeramente el dorado de cabello rizado y me molestaba en los ojos; pero estábamos aquí porque no queríamos entrar a la última clase. A mí me desanimaba estudiar religión y Nhatalia era atea.
El audio que reprodujo, dijo lo siguiente:
«Estoy muy disgustada contigo, Asher, hijo de tu madre (obviamente murmuró en incontables ocasiones varias groserías acerca de mi persona, pero como son falacias, no las quiero repetir). Primero, dijiste que deseabas miccionar y aún cuando te indiqué en donde estaba el baño, lo hiciste en el sofá de mi tía. Segundo, te estabas cayendo y tiraste la mesa de regalos, si es que no te robaste uno. Tercero, te querías pelear con mi abuela cuando te desnudaste parcialmente al lado del pastel. ¡Para completar, rompiste el lavabo! ¡¿Qué está mal contigo?!»
Nhatalia se sorprendió. Cosa bastante rara en ella que esperaba siempre el peor de los resultados en mis divertidas excursiones por el mundo. Qué les puedo decir, soy el alma de las fiestas.
Si pudiera definirnos a nosotros en metáforas diría que: Yo era sol de playa —intenso—, esperanza, armonía, fiestas, risas y sonrisas. Nhatalia era un atardecer cálido y tenue, el sonido de las olas, la tranquilidad y el olor a libros nuevos. Era difícil que alguien no me recordara aún cuando los años pasaran. Pero, a diferencia de mí, ella era poco sociable. Más bien, nada sociable, el único amigo que tenía era yo. Un hecho que me indignaba en grandes niveles.
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Somos puntos en la nada
Ficção AdolescenteLa cúspide del Everest es un internado de élite en el cual se teje misterios, mentiras, engaños y traiciones como telarañas. En medio de bailes, sexo, drogas, violencia, alcohol y videos pornográficos; Charly Blossom, un estudiante nuevo de personal...