Capítulo 5: El mundo que no existirá jamas

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CHARLES

—¡Charles!

Ese día cuando conocí a Dabeiba supe enseguida porque Asher lo admiraba tanto. Jacobi era todo lo que estaba bien en la vida. Aunque yo no creía en el bien ni en el mal.

La atención que Asher le dedicaba al deportista no era cansina y ni siquiera era evidente, pero si era constante y frecuente, y en cierta manera daba la impresión de que la atracción era especial, porque Asher era promiscuo  y se veía claramente en sus ojos la ilusión de un amor no correspondido cuando pasaba Dabeiba.

Algo que me cuestionaba era que Asher sólo veía su espalda entre suspiros. Pues cuando el deportista estaba frente a él, el rubio le rehuía la mirada. No entiendo por qué. Si yo fuera Asher usara todo mi arsenal de zorrería para coquetearle sin pudor ni decoro alguno; y más, si tuviera tanta confianza en mi mismo como la tenía Asher.

Porque para estar seguros de que alguien iba a caer rendido a ti: o tienes que llamarte Charles Blossom, o tienes que estar seguro de que tienes un culo para morirse.

Y Jacobi sí que tenía un físico excepcional. Para mí, era más atractivo físicamente que Dilvela, aunque Dilvela me causaba intriga y rabia que otra cosa...

Insisto en que me parecía más lindo Jacobi.

—Hola tú —saludé siguiendo mi camino. El tipo me siguió dando brincos.

A Jacobi le encantaba hacer amigos, se llevaba bien con los estudiantes del instituto y había tenido amoríos con femeninas, pero nunca nadie había hablado ni comentado acerca de una posibilidad de que Jacobi fuera bisexual.

Si pudiera decir cuál era su orientación sexual diría que "Aparentemente heterosexual hasta que (yo) demuestre lo contrario".

Quizás por eso Asher no le había confesado su amor.

—¿Cómo estás? Mi nombre es Jacobi Dabeiba.

Sí. Para ese momento ya lo sabía, así que suspiré con fastidio.

De hecho, sabía todo de todos pero no era sólo porque la gente era predecible y siesa; sino porque en este instituto había cámaras, y esas cámaras le pertenecían a mi madre. Aunque... el único que tenía acceso a ellas era otra persona: el coordinador y codirector del Everest. Él era el encargado de vigilar diariamente —o cuando se solicitara— ciertos puntos del instituto, pues eso evitaría incidentes de cualquier tipo. ¡Claro! Siempre y cuando eso no invadiera la privacidad que los estudiantes merecían como personas civilizadas que eran. Eso era algo lógico, por lo que no había cámaras ni en la fraternidad, ni en los baños. Pero que las cámaras filmaran los momentos cuando los chicos cogían en lugares como salones y duchas; no era invasión a la privacidad, ¡¿están locos o qué?! ¡Busquen una habitación privada!

Ni el protocolo ni el coordinador fueron impedimento para mi búsqueda exhaustiva acerca de posibles aliados o indicios de delitos que me aseguraran la expulsión de Isaiah. Lo único que pude obtener fue las pruebas de la homosexualidad de incógnito de Isaiah. Y, debo decir, no me sorprendí en lo absoluto. Se le paró el pene cuando estábamos bailando y cuando lo besé, y no creo que no estuviera consciente de mis genitales. Sí, puede que yo sea andrógino, lo admito, pero mi pene no era invisible y mi busto era inexistente. Para mí que, como Isaiah renegaba de su homosexualidad, quiso engañar a su mente conmigo. Quizás pensó "por fin soy heterosexual", pero al final la realidad lo abofeteó: él no era heterosexual, era homosexual, le gusté sin importar que yo expresara mi segundo género (mujer) con la feminidad.

Así que terminó por huir, y seguro que por eso se drogó.

Y luego de eso, vino a mí. Otra vez. Y me quería besar, porque recuerdo que me vió la boca, y luego el cuello, y luego mi cuerpo entero. Me hubiera gustado que en esa temporada cuando nos conocimos sólo me quisiera a mí porque yo sólo lo quería a él. Yo lo deseaba, lo quería, anhelaba tenerlo en la palma de mi mano. Lo quería como se le quiere a un juguete. Lo tenía en mi mente todo el tiempo. Así. Quizás no sexualmente, ni románticamente, pero me sentía atado a él por el odio que nos unía. Quería conocer a esa famosa Azul que aún no tenía la dicha de tener de frente, pues ¿quién carajos estaba con Isaiah cuando ese tipo era un tremendo gilipollas? De verdad, ¿cómo se le hacía atractivo alguien que le bajó los pantalones a alguien incapacitado? Eso fue bajo y ruin, porque Steven en sí no hizo nada, simplemente decir la verdad. Las acciones del Isaiah de aquel entonces fueron muy extremistas. Muy extremistas.

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