sombras del pasado

CAOS

La lluvia nunca aminoró su intensidad, era impresionante como el clima parecía sentir mi dolor, debo recalcar que antes de levantarme me arrodille, y besé la lápida, era fría pero ese frío me lleno de una calidad, en este momento de derrumbe mi papá estuvo conmigo y me sentía bien por eso.

Tomé la mano que me brindaba André, sabía que su capacidad para encontrar a las personas era inigualable pero jamás pensé que me encontraría.

Muchos habían olvidado lo que significaba este lugar para mí, y nadie se dio cuenta cuando lo deje de visitar, dejando un pedazo de corazón ahí.

Como aún me sentía cansada, no camine mucho cuando las mano André, me tomaron y me levantaron del suelo.

De forma inquisitiva vi André.

— Sabes mi capacidad de caminar no ha cambiado, agradezco el gesto, pero tiendo a querer caminar, no se, lo veo como algo maravilloso, el piso y yo, yo y el piso - y le di una mirada que le provocó una carcajada.

— Se me había olvidado lo ocurrente que eres, descuida te cargo porque Quiero y no te voy a poner en el piso- me regalo una mirada cargada de una calidez que hizo tropezar mi corazon

— ¿Cómo me encontraste? - me relaje en el, de todas formas no valía la pena pelear el me sostuvo cuando me estaba rompiendo.

Suspiró — Pequeña el hecho de que no seamos tan cercanos como antes no impide que olvide las cosas que se, yo sabía que este lugar es muy importante para ti, y por eso fue mi primera opción, y me alegro de haberte encontrado.

Lo abracé, llegamos a su carro y me metió con cuidado en el asiento, mientras daba la vuelta y entraba al carro, tomé otra inhalación, me ayudaba a respirar mejor. Claro está, sentía mi cara adolorida, pero en un segundo plano, creo que mi dolor emocional opacaba mi dolor físico.

Pero siempre he creído el dolor, es dolor, ya sea desgarrador, destructor, su única función es hacerte ver lo poderosas que pueden ser la emociones.
Ya había dejado de sangrar, pero sabía que mi cara se debía de ver cómo los mil demonios.

André encendio el carro. Arrancando,  siendo la oscuridad y la lluvia el manto que nos envolvía.

— André, gr... Gracias, aprecio mucho lo que hiciste hoy- tomé con fuerzas su mano,- no vale de nada mentir, no estoy bien, hay tantas cosas que arrastró que me están hundiendo de una manera rápida, soy una chica poseída por sus emociones, desde hace un rato me... Me veía derrumbando, pero Antoine fue el catalizador, el impulso para que mis emociones hicieran erupción. - cerré los ojos, y sentí como, como que no había nada dentro de mi, solo el retumbar de mi corazón, me sentía cansada, agotada para ser más específicos.

— pequeña, siempre me has importado y me alegro haber estado para ti hoy, se que pasas momentos difíciles, y mucho estrés, pero no hay, o mejor dicho no tiene nada de malo dejarse arrastrar por la emociones, eso nos hace humanos, nos hace vivir, se que ahora te duele, pero no estás del todo vacía, todavía queda por lo que luchar, malo es cuando ocultamos nuestras emociones envenenando nuestra alma, nuestro corazón- me dio una sonrisa que no alcanzo sus ojos- nadie en esta vida está sano, todos estamos rotos, uno más que otros y eso nos hace un rompecabezas, uno lleno de facetas de dolor y felicidad, sueños y pesadillas, amor y odió, pequeña eso es la vida, nos hace invaluables y hermosos, ese es el arte del humano. Pero las guerras se ganas luchando, jamás te rindas, si te caes no importa toma impulso y no te rindas jamás.
Por eso a noche y el día se necesitaban, como podía existir el día sin oscuridad, y como podía haber oscuridad sin luz.

Sus palabras me llenaron, no podía negar sentía dolor, sentía ira. Tenía miedo de mi misma y miedo por las personas que estaban a mi alrededor, sabía que mi vida, jamás había sido fácil, al contrario creo que Dios se inspiró en las pruebas de los juegos del hambre, y se le fue un poco la mano, pero tenía que seguir, si me rendía los monstruos ganarían y no, no lo permitiría.