Capítulo 6

18 2 0
                                    

| Haydée |

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


| Haydée |

Sé que Dorian no llega a casa temprano cuando manda un mensaje diciendo "lavoro" como fanática del italiano que resulta ser.

No es que sea realmente el trabajo lo que la mantenga ocupada, en ocasiones llega con algún encendedor en la mano y el rostro demacrado, ahí reconozco lo que eso significa.

Ha quemado su dolor de alguna forma no convencional...

Aceptar que Dorian enfrenta un trastorno de piromanía ha sido todo un proceso—bastante complicado—por cierto. Este trastorno afecta su capacidad de manejar los impulsos, así que la única salvación que puede ver ante problemas que la rebasan es el fuego.

Desde pequeña mi madre me habló sobre lo especial que resultaba ser ella para la familia de Bruno y Marsella pues requería de atención especializada, ser internada constantemente y mantenerse aislada.

Hacerme a la idea de convivir con ella me había aterrado al principio, sin embargo, convivir con ella solo ha requerido de paciencia y de entender que puede controlarlo de cierto modo, que son episodios en los cuales su mente suele sentir un alivio, pero que pase por alto este tipo de acciones algunas veces no quiere decir que no esté preocupada por ella.

Mucho menos cuando hace dos años me atreví a juzgarla frente a toda la familia tachándola de un alma marchita y venenosa siendo ahora la única que ha venido en mi auxilio.

Dorian me había parecido por años la persona más hipócrita detrás de toda esa perfección y bondad andante, pero al final de cuentas con sus acciones demuestra lo contrario, ella siempre está para callarnos la boca con guante blanco.

Dorian siempre está ahí para todos, pero nadie para ella y parece que no le molesta en lo absoluto.

La espera en el departamento es larga y tortuosa, estar encerrada solo me convence de que pronto me volveré completamente loca y en lo único que he pensado con tal de ahuyentar los malos pensamientos es en...

El idiota del vecino.

Ese mismo que en cualquier momento puede llegar y desmantelar todo lo que hemos construido Dorian y yo para acabar con nuestra familia Van Alst.

Me aterra pensar que por un error tan estúpido nos encontremos de nuevo bajo el huracán y precisamente por mi culpa, por ser una tremenda hija de perra que no acepta ser desapercibida en cada cosa que hace.

Que no puede aceptar que su papel en su propia vida es simplemente secundario.

—¿Agnes crees que debería asegurarme que no estén por atacarnos? —cuestiono al loro que se encuentra sobre un perchero—. Ya sabes, el chico en el que no paro de pensar, Brandt.

Vinoteca Van Alst Donde viven las historias. Descúbrelo ahora