7_Una verdad irritante

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FLASHBACK 6 AÑOS ANTES

La única ocasión en que Carla volvió a Madrid antes que su regreso definitivo fue para la boda de Nano y Marina. Carla se encontraba sentada entre Polo y Lu. Todo el grupo había vuelto. Casi todo el grupo. En la primera fila Guzmán cargaba al pequeño Jaime de tres años junto a Laura y Ventura. También estaba Pilar quien lloraba orgullosa por su hijo.

Marina había invitado a todos sus compañeros de Las Encinas. Carla

Carla estaba nerviosa. Su período aun no le había bajado y temía estar embarazada. Un hijo con Polo. No quería pensar en eso. Gracias a Dios no tuvo que ver a sus padres. Aun cuando Ventura y Laura insistieron Marina no los invitó a la boda. A ella no le interesaba la amistad entre sus padres y los marqueses, a ella no le caían bien y no los invitó. Ciertamente Carla envidiaba esa parte de la personalidad de Marina. No le importaban las consecuencias pero ella jamás permitía que nadie la condicionara. Hace cuatro años esa hubiese sido una buena cualidad que Carla quería tener.

Vio unos asientos por detrás a Rebeka con Cayetana. Ellas vinieron de Londres para la boda. Todos se habían graduado de la universidad unos meses atrás y ahora eran profesionales dedicados a sus respectivos trabajos. En la despedida de soltera de Marina Carla pudo hablar un poco con las chicas y Rebe contó que entró a trabajar como abogada en una empresa de su suegro aunque no dio detalles del asunto. Caye relató cómo consiguió unos trabajos en Londres como asesora de vestuario en una serie de televisión. Ambas le hablaban de ellas y solo de ellas. Es como si deliberadamente evitaran hablar de Samuel.

Y aquí estaban todos en la boda. Nano y Marina serían los primeros en casarse. Ya tenían un hijo.

En un momento el fotógrafo dijo que quería tomar una fotografía de la familia completa. Nano cargó a Jaime y abrazó a Marina quien estaba muy feliz. A los costados se colocaron Laura, Ventura, Guzmán y Pilar.

Samuel nunca apareció.


EN LA ACTUALIDAD

-Espero que te portes bien-dijo Samuel a su hijo.

Iban de la mano de camino al jardín de infantes. El pequeño Martín iba con su pequeña mochilita y con su característica energía y emoción. Samuel estaba algo triste porque comenzar esta nueva etapa significa que su pequeño estaba creciendo. Además que siempre se imaginó que cuando fuera el primer día de su hijo en el jardín de infantes Ari estaría ahí para también acompañar a su hijo. Ningún niño debería perder a su madre a los 4 años.

-Yo siempre me porto bien-respondió Martín con una sonrisa ladina.

Samuel no pudo evitar reírse de eso. No es que su hijo se portara mal necesariamente pero a veces tenía la energía de un tornado y seguirle el ritmo era complicado. Además que Samuel ya veía en él un perfil de líder. Era carismático y decidido y tenía un poder de convencimiento bastante grande para un niño tan pequeño. A Samuel no le sorprendería que un día lo llamen a su trabajo diciendo que Martín lideraba una revolución en el jardín de infantes.

-Igual quiero que te portes bien-dijo Samuel-trata bien a los otros niños y haz caso a tus maestras.

-Si papi-respondió el niño. Aun cuando el niño era un tanto rebelde a veces, lo que su padre decía era palabra santa para él.

"Jardín de infantes Las Encinas"

Samuel suspiró al leer el gran cartel que estaba por encima de él. Marina le había contado que desde que él se había marchado a Londres, los dueños de Las Encinas habían decidido expandir el negocio y crearon con el nombre de Las Encinas una escuela primaria y un jardín de infantes hace unos años. El pequeño Jaime perteneció a la primera generación de niños en este Jardín de infantes hace 4 años y ahora asistía a la escuela primaria.

Reunión, 10 años despuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora