8_El pasado que regresa

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10 AÑOS ANTES

-Sé que lo amas cariño-dijo Beatriz-pero debes hacerlo. Piensa en tu futuro. Las cosas ahora están mal pero la inversión de Begonia va a resguardar tu futuro.

-No me importa el dinero-dijo Carla llorando.

-Piensa en nosotros hija-dijo Teo-¿Qué posibilidades tenemos tu madre y yo ahora si nos quedamos sin nada?

Carla lloraba mirando con rencor a sus padres. Si no fuera por la impericia de su padre las bodegas ahora no pasarían por esa crisis financiera. Y la única persona que estaba dispuesta a realizar una inversión lo suficientemente grande eran Andrea y Begonia. Pero solo lo harían con la condición que Carla dejara a Samuel y regresara con Polo.

-Esto no funcionará-dijo Carla-Polo no me aceptará de nuevo si sus madres están invirtiendo. El no querrá estar conmigo en esas condiciones. Además que Samuel no se creerá que de un momento para el otro dejé de quererlo.

Beatriz y Teo se miraron.

-Por Polo no te preocupes cariño-dijo se madre-él te quiere mucho y si tú se lo pides regresará contigo. No le digas lo de la inversión. Eso solo lo lastimaría.

Carla se masajeaba las sienes. No podía entender cómo de un momento para el otro su vida se había ido a la mierda. Esa misma mañana hablaba con Samuel lo que harían cuando a él le den la beca de California. Había todo un futuro frente a ellos y ahora se desvanecía frente a Carla si aceptaba el pedido de sus padres.

-Carla, debes entender-dijo Teo-si perdemos las bodegas lo perderemos todo. Mi nombre como empresario estará condenado para siempre y el título de tu madre no tendrá ningún valor. Tú eres joven y tienes mucho tiempo para construir tu futuro. Pero nosotros no tenemos esa ventaja. Por favor cariño, está en tus manos nuestro futuro. Eres una buena hija y sé qué harás lo correcto.

Y mientras su corazón se partía Carla sufría porque a pesar de todo ellos eran sus padres y no podía dejarlos en la calle. Las bodegas eran el legado de generaciones de Caleruega que estuvieron antes que ella y su madre valoraba eso más que nada. Que eso se perdiera mataría a Beatriz y si en Carla estaba la posibilidad de impedir eso lo haría, aunque eso significara lastimar al único hombre al que realmente no quisiera lastimar nunca.

Ahora Carla odiaba a la vida que la había puesto en la situación de tener elegir entre su familia y el amor de su vida. Y aunque eso la desgarrara haría lo que sea por salvar a su familia. La única opción que tenía para Samuel de verdad se alejara de ella era romperle el corazón aun cuando en el proceso el corazón de la propia Carla también se rompiera. Carla sabía que esta decisión marcaría toda su vida y había aceptado el precio.


ACTUALMENTE

Carla miraba algo que no había visto antes. Su hijo utiliza la montaña de juguetes que poseía utilizándolos con alegría. Generalmente Ignacio usaba sus juguetes un poco después de que se los regalaran y luego los olvidaba con rotunda apatía.

Sin embargo, la montaña de juguetes que Ignacio tenía en su habitación se había derrumbado porque en pocas horas de juego Ignacio los había usado a casi todos ya que su nuevo compañero de juegos era un torbellino al que jamás se le acababa la energía.

Pero a Carla no le importaba el desorden que esos niños hacían. Eso era poca cosa si a cambio su hijo por fin tenía un amigo con quien jugar. Se lo veía feliz corriendo y gritando por el extenso departamento de los Benavent Rosón con su compañero de travesuras.

El problema era que el nuevo cómplice de su hijo era Martín García Blanco y todo lo que ello implicaba. Samuel lo trajo hace unas horas e Ignacio no pudo ocultar su felicidad. Martín se despidió de su padre con un fuerte abrazo y corrió a jugar con su amigo.

Reunión, 10 años despuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora