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Su mirada era incómoda. Se sentía perdido, incómodo.

Y mi mente creaba algún plan para verlo teniendo placer gracias a mí.

No me di cuenta de lo seria y extraña que estaba delante de él. El pobre chico se asustó.

Se asustó pensando que lo que acabábamos de hacer era un error, que yo estaría arrepentida.

Todo lo contrario, pero no abrí la boca para hablar sobre la sesión de sexo que tuvimos.

No dije lo maravilloso que fue.

Me tragué las palabras.

Y ahora está aquí, cerca de mí acorralándome contra los azulejos de la pequeña ducha.

—Lo siento —dice riendo cuando intenta coger la alcachofa de la ducha—. Este lugar es bastante pequeño para dos personas.

—Normal que lo sea si estás así de cerca de mí —comento intentando no sonreír.

El chico se bloquea rápidamente. No se mueve, solo me ve asustado.

—Perdón —se aleja un poco de mí con la alcachofa de la ducha en las manos.

Le quito el objeto para colocarlo en su respectivo soporte. Dejo que el agua moje mi cuerpo. Tomo su mano y lo acerco a mí.

Ambos quedamos debajo del agua. Mi mano acaricia su mejilla. Él no toca mi piel en ningún momento.

—Damiano —digo teniéndolo cerca de mí, pero no tan cerca como desearía.

—Lo siento mucho. De verdad que lo siento. Estoy cruzando la raya. Me estoy pasando con todo lo que estoy haciendo.

Habla muy rápido, tan rápido que siento su ansiedad en cada palabra que sale de su boca.

—Damiano, en serio....

—Sienna, esto es demasiado —me interrumpe—. Es...

No puede continuar hablando porque su respiración se acelera, su cuerpo tiembla y solloza delante de mí. Sus manos cubren su rostro.

Detengo el agua y abrazo a Damiano rápidamente.

Se derrumba en mi hombro y yo sigo sintiendo su cuerpo. Sigue temblando.

Está teniendo un ataque de ansiedad.

Abrazo su cuerpo con fuerza sin hacer mucho más.

Todo está en silencio. Solo se escuchan sus sollozos y su respiración en toda esta vivienda.

—Estás conmigo. No voy a alejarme de ti —digo con calma—. Te lo prometo. Me tienes contigo.

—Sienna... Sienna...

—Estoy aquí, cariño. Estoy contigo.

Pestañeo recordando algo. Algo bastante lejano que me confunde, pero le presto atención.

El recuerdo es en una casa, en una parte de esta o eso creo. Estoy agachada delante de Damiano, el cual mira hacia arriba controlando su respiración.

Mis manos están acariciando las suyas, le digo algo. Él me dice algo.

No sé que es lo que decimos en ese recuerdo, pero sé que no es la primera vez que Damiano sufre un ataque de ansiedad.

No es la primera vez que está conmigo en uno de ellos.

Sus brazos se colocan alrededor de mi cuerpo mientras le digo, una vez más, que estoy con él.

—¿Necesitas algo? —le pregunto una vez que se ha calmado casi del todo. Aparto su pelo mojado de su rostro.

Una storia |Måneskin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora