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~ Concierto parte 2 ~

El resto de los chicos había llegado bastante tiempo después del ensayo y al mismo tiempo un grupo de tres o cuatro desconocidos, todos se acercaron al garaje.
Nos acomodamos de frente a la banda sentándonos en el piso. A mi lado derecho estaba Peter y en el izquierdo estaba Dustin, el chico de la gorra. Desde lejos podía oler el aroma a alcohol que emanaba el grupo de desconocidos, en adición a esto tenían problemas para regular el volumen de sus voces.

En cuanto Eddie tomo el micrófono todos estallaron en aplausos.

— ¿Están listos? — dijo con aun mas entusiasmo del que acostumbraba — Espero que hayan ido al baño antes, una vez comencemos no podrán parar de escuchar

Automáticamente después de eso la primera canción comenzó. Era genial, muy enérgica y vigorizante, me hacía acordar a Eddie. Todos empezaron a pararse, me pregunté para que se habían sentado en primer lugar. Peter y yo quedamos sentados, sonriendo mientras mirábamos a la banda y de vez en cuando a Lucas, Mike y Dustin que saltaban y reían juntos.

La guitarra resaltaba por sobre los demás instrumentos, no solo por lo fuerte que sonaba sino también por la destreza con la que tocaba el peli largo.

— ¿No te parece que Eddie toca increíble? — le pregunté a Peter alzando la voz para que me escuchara por encima de la música. 

— Por supuesto, es buenísimo — contestó —. Pero no puedes decírselo jamás. No parará de alardear.

— Si fuera yo también alardearía

— Pero tú alardeando es muy distinto a Eddie alardeando

Me reí, Eddie ya era arrogante sin que le reconocieran demasiado, no quiero imaginármelo con esos halagos.

Cuando hubieron tocado cinco canciones, el concierto quedó por terminado. Cuando los pocos desconocidos se fueron, quedamos los chicos y yo. La banda estaba terminando de guardar sus instrumentos mientras nosotros conversábamos.

— Te digo que la mejor fue la ante última — defendió Mike

— La mejor fue la segunda canción. Mejor pensada y mejor ejecutada. Además Gareth se lució con esos juegos de la batería — dijo Dustin.

Lucas negaba harto de la situación desde el sofá.

— La ante última fue mucho más ruidosa, más divertida. ¿Quién quiere planes en el metal? Quieres que la música te aturda y ya — Eddie volteó a ver a Mike con cara de furia.

— ¿Qué dijiste Wheeler? — dijo acercándose al podre chico — Si quieres que te aturdan puedo gritarte a la cara el tiempo que quieras, pero jamás vuelvas a rebajar el rock metal a un ruido sin sentido.

Tapé mi boca con mi mano derecha en un intento de aguantar la risa, la cara de Mike era simplemente un monumento.

— Lo siento — tartamudeo, algo normal teniendo en cuenta la cara de Eddie a un par de centímetros.

Eddie pareció reiniciarse después de eso, simplemente se paró y siguió como nada.
Peter y yo nos miramos y nos echamos a reír.

— Alice, ¿Que te pareció la banda? — me preguntó Gareth.

— Lo disfruté muchísimo, son geniales chicos. Gracias por invitarme

— Gracias a ti por venir — contestó Jeff

Eddie me sonrió — ¿Cuál fue tu canción favorita?

— La primera — Eddie ensanchó su sonrisa — me pareció… arriesgada, pero con un excelente resultado.

— Así, señores, es como se juzga una buena canción — dijo Eddie mientras me señalaba

— Lo dices porque es la canción que tu escribiste – respondió Jeff

— Te dije que no lo alagaras — dijo esta vez Peter mientras negaba.

Sonreí. Me sentía parte del grupo, puede que no hablara mucho con algunos de ellos pero nunca me hicieron a un lado ni me ignoraron, algo me hace pensar que no lo hacen porque ellos mismos ya lo han sufrido antes.

Eran alrededor las doce y media cuando decidimos volver cada uno a casa. Intenté convencer a Eddie de que me dejara volver a casa sola, no quería molestarlo y menos después del concierto pensé que estaría demasiado cansado como para caminar más de lo que debía. Se negó hasta que la cansada terminé siendo yo, ahora que lo pienso, ese método de persuasión, el cansancio, le salía fenomenal hasta diría que es un experto.
La ciudad estaba desierta y callada. A excepción claro, del ruidoso Eddie Munson.

— Del uno al diez ¿Cuánto te gustó?

— Ya te lo dije tres veces, un nueve con cincuenta

— O sea que no te encantó…

— Es el primer concierto al que voy, le puse un nueve cincuenta porque no puedo compararlo con nada. Pero enserio me encantó.

— Y... ¿Que es lo que te gustó más de la primera canción?

Suspiré, la necesidad de halagos de este chico era insaciable — Eddie, me encanta como tocas, eres realmente bueno con la guitarra y creo que ya te lo he dicho suficientes veces.

Se mantuvo en silencio por un momento -- ¿Puedes decirlo una última vez? — dijo fingiendo una sonrisa inocente.

— No — el mayor me miró con un pequeño puchero. Me hizo reír.

Quedamos en silencio. Pasamos por la tienda de música, se veía diferente aunque en el fondo sabía que era lo mismo. Mientras avanzábamos Eddie miraba el cielo. 

— ¿No te parece que la noche es el mejor momento del día? — preguntó.

— No suelo quedarme hasta tan tarde, y si lo hago es dentro de mi cuarto, leyendo probablemente.

Soltó una risa nasal, de las que raspan — Vamos, ¿Enserio vas a decirme que nunca saliste de noche ni para un paseo?

— Esta es la primera vez — dije un poco avergonzada.

— Te pierdes de mucho en ese cuarto tuyo. La noche es especial

— Apuesto a que sí. Y apuesto también que ahora sé porque Peter siempre llega tarde al trabajo

— No me metas en eso. Peter siempre fue un desastre con los tiempos — nos reímos, me sentí culpable de reírme de él sin que estuviera presente.   

Cuando estuvimos en frente de mi casa nos despedimos.

— Gracias por traerme aunque estuvieras cansado — le dije

— ¿Yo cansado? Ja. La justicia nunca duerme — dijo imitando la rasposa voz de Batman.
Me reí intentando ser lo menor ruidosa que pudiera

— La pasé muy bien hoy, tocan genial, enserio. Gracias por invitarme 

Eddie sonrió tomando un mechón de su cabello — Gracias por aceptar venir, no somos muy populares... todavía

— Un placer — dije — ¿Nos vemos mañana en la tienda?

— Ahí estaré — contestó

— Nos vemos, Eddie. Que duermas bien — me acerqué y deje un beso en la mejilla.

— Igualmente, Alicita — hizo una reverencia final y se dio la vuelta a seguir con su camino.

Estaba exhausta, demasiado tarde para un alma vieja como yo. Sin embargo no recordaba haber sido tan feliz en mucho tiempo.

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𝕁𝕦𝕤𝕥 𝕝𝕚𝕜𝕖 𝕄𝕦𝕤𝕚𝕔 | 𝙴𝚍𝚍𝚒𝚎 𝙼𝚞𝚗𝚜𝚘𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora