9. EL COMIENZO DE LA CAIDA.

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POV: JONATHAN

Casi nadie pudo descansar el viernes y durante la mañana del sábado todos parecían ir más rápido de lo usual. Casi no pude desayunar por estar rodeado de enormes arreglos florales, fina cristalería y largas filas de cubiertos de plata. Mi madre parecía no tener control, estaba detrás de las doncellas, de los mayordomos, de los quince jardineros que contrató y ni hablar de los gritos que escuchaba desde la cocina. Este era un día de locos y solo eran las once de la mañana. Terminé mi desayuno y atendí la cita con, Saul, el sastre de la familia. Le había pedido a Clarissa que le dijera que llegara poco después del mediodía, pero este había llegado casi una hora antes, por lo que me servía para adelantar otros asuntos.

Mi cena de compromiso era uno de los eventos más importantes después de mi boda con Danielle, por lo que mi madre se esforzaba en hacer que todo quedara realmente perfecto. No solo estábamos celebrando la unión de nuestras familias, sino que también me estaba deshaciendo de aquella "vida de soltero" delante de todos los medios y portales de la ciudad de Nueva York. Era la primera vez en mucho tiempo que mi madre invitaba a los medios así que, por esa razón y muchas más, ella quería que esta noche brillase como en ninguna otra. El traje quedó perfecto y una vez terminado conmigo, llegó el turno de mi hermano Shawn quien se veía fastidiado ya que casi nunca teníamos tranquilidad en casa.

—¿A qué hora dices que se acaba esto? —preguntó mientras se medía el saco.

—No lo sé, pero estoy igual que tú, espero que sea lo más pronto posible. —Lancé un suspiro cansado y eché mi cabeza atrás.

—Animo idiota. Sabes, ahora que lo pienso me alegro de que mi padre te haya dejado nuestra compañía. Estoy seguro de que Hanna me hubiese abandonado si la hubiese expuesto a esta presión. —Bromeó sobre mi situación como usualmente lo hacía.

—Allí está la diferencia entre tu chica y la mía. Danielle está hecha para aguantarlo todo y no quejarse de nada. Nunca le he pedido nada y ella aun así quiere quedarse. Además, ya sabes lo que dicen, las mejores piedras se forjan bajo presión —indiqué recordando nuestra noche en el restaurante.

—Oye, hablando de piedras, ¿sabes que Amir estará aquí? No pensé que acompañaría a su padre, me sorprendí cuando me enteré.

Amir Kassad era el hijo del jeque árabe Ahmed Kassad, la persona que no logró cerrar el último trato con mi padre antes de que este muriera. Mi padre pensaba en aliarse con Kassad para la compra y expansión de nuestra compañía en territorio árabe, sin embargo, su muerte dejó aquella unión en el aire imposibilitando a nuestra compañía de una expansión de gran magnitud. Aquella unión nos hubiese dejado en el puesto número uno de las listas en el mundo entero hacía unos meses atrás, pero tal parecía que no era el momento para aquel impulso. Ahora, Amir Kassad estaba llevando las riendas de los negocios de su padre y todo apuntaba a que finalmente aquel contrato podría firmarse sin ningún tipo de inconvenientes o retrasos.

Esta cena debía ser un éxito y por ningún motivo podía bajar la guardia en este momento. Mi hermano y yo terminamos nuestra reunión con Saul, y nos fuimos a jugar tennis para despejarnos un poco en tanto terminaban los preparativos en casa. Quería pasar un tiempo a solas antes de que toda la presión de esta noche volviese a recaer sobre mis hombros. En algunos momentos me enojaba con mi padre por haberme dejado una responsabilidad como la que ahora llevaba mi nombre por todas partes, pero luego entendía que él había confiado en mí más que en cualquier otra persona y, más que una carga, esto era un regalo y le estaba realmente agradecido a mi padre.

Nuestro día se escurrió entre las manos y cuando nos dimos cuenta, el reloj ya marcaba las siete y media de la noche. La celebración comenzaba pasadas las ocho pero ya veía a algunas personas llegando y a algunos reporteros iniciando su transmisión. Estaba un poco nervioso, no me sentía así desde hacía un buen tiempo, pero realmente ansiaba que esta noche terminara siendo una de las mejores para todos los involucrados. Mi hermano me ayudó a acomodar mi traje y a recordarme algunas cosas que debía mencionar en mi encuentro con Ahmed. Necesitábamos cerrar ese trato, no podía tener pierde alguno. Poco después de las nueve mi hermano y yo nos unimos a la celebración. Hanna fue una de las primeras en llegar, se veía realmente hermosa y mi hermano no perdió la oportunidad para decírselo. Mi corazón latía de desesperación por ver llegar a mi prometida y mientras rodeaba el salón principal deteniéndome para hacer cortas conversaciones sociales la vi entrar de la mano de su padre.

A término indefinido©. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora