POV: CLARISSA.
Había una mujer, una tal señora White que no dejaba de llamarme cada quince minutos a preguntarme sobre colores, flores, telas, bebidas y comidas cuyos nombres se borraban de mi mente cada que ella colgaba el teléfono. La vi una sola vez, fue la reunión más corta de mi vida. A fin de cuentas, quien se estaba haciendo cargo de toda la boda era ella y la madre de Jonathan, a quien no había vuelto a ver desde la noche del compromiso. Lo único que quería esa mujer era mi aprobación y como era muy poco lo que me importaba esta boda, le respondía que sí a todo lo que me pedía que evaluara. Estaba cansada y lo que menos quería era seguir con esto, que Jonathan se encargará del resto.
Apagué mi celular y lo tiré debajo de mi almohada para poder desconectarme un poco de todo este desastre. Era viernes y en menos de veinticuatro horas me convertiría en una de las figuras femeninas de la industria minera del momento. No quería pensar en eso, cada que lo hacía sentía una fuerte presión en el estómago y unas ganas de vomitar que me nublaban la vista. Nunca imaginé que mi vida daría este giro, que un día me levantaría para trabajar y mi jefe me pediría ser su esposa. Jamás, ni en mis sueños más locos, pensé en terminar siendo la esposa del magnate multimillonario más envidiado de Norteamérica. Cualquier mujer estaría brincando en un pie, pero a diferencia de ellas, lo único quería era que esto terminara lo más pronto posible.
Me levanté para comer algo de cereal cuando el timbre de mi departamento sonó. Seguramente era alguno de los guardaespaldas de Jonathan, o alguna persona relacionada con ellos que quería asegurarse de que estuviera viva. Me acerqué a la puerta con desganó y mi sorpresa fue encontrarme a mis compañeras de la compañía detrás de ella. Al principio no supe cómo reaccionar, pero después del primer grito lo primero que hice fue correr a ellas. Estaba muy feliz de verlas y aunque las había evitado toda esta semana, ellas habían venido hasta aquí. Poder verlas y compartir con ellas me llenaba de mucha emoción.
—Qué bueno verlas chicas, de verdad que me hacen muy feliz, pero... ¿qué están haciendo aquí? —pregunté muy emocionada.
—Vinimos para saber que estás bien. ¡Te extrañamos mucho! Y ahora que serás la señora Edevane no tendrás tanto tiempo para nosotras —replicó Camille con alegría desbordante en sus palabras.
—Suena muy extraño todavía, pero estamos muy feliz por ti, Clary. —Sonrió Nadia.
—¿Nos vas a contar como fue que sucedió todo, Clary? —preguntó Manuela acercándose a mí y llevando su brazo sobre mis hombros.
—Claro, por favor póngase cómodas.
—¡Pero no aquí! Por Dios, te casas mañana y lo ideal es que tengas una despedida de soltera digna. Vamos, ponte algo y vayamos a celebrar —agregó Jules quien fue apoyada por el resto de mis amigas.
No sabía si era una buena idea, ya estaba en el foco de la prensa, y una noche de copas y descontrol ya no estaba dentro de las cosas que me estaba permitido hacer. Traté de disuadirlas un poco puesto que ellas no conocían todo el protocolo que se hilaba detrás de mi compromiso. Realmente no quería más problemas, tampoco más dramas, ni otra ola mediática imposible de controlar. Sin embargo, aquella emoción con la que mis amigas me incitaban a salir fue lo que provocó que viera aquella insistencia con buenos ojos y terminara saliendo con ellas. No reparé en mi atuendo, un viejo vestido de lentejuelas olvidado en mi armario, un par de tacones y algo de maquillaje para mi rostro.
Estaba por salir cuando Jules nos detuvo a todas.
—Carajo, hay periodistas en la entrada. —Señaló mientras miraba por la ventana.
—Se los dije, no es buena idea. Podemos celebrar aquí.
—No te preocupes, venimos preparadas. —Manuela me pasó un largo abrigo negro, una peluca de fantasía y lentes de sol.
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A término indefinido©. [+18]
Literatura FemininaClarissa Jones se mudo a los 18 años a la gran ciudad de Nueva York motivada a cubrir el tratamiento su abuela. Ha tomado cada trabajo que tocó su puerta, pero durante dos años ha sido una secretaria más del Emporio joyero mas grande de todo Estados...