13. TODAS LAS CARTAS SOBRE LA MESA.

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POV: JONATHAN

El sonido de las ruedas sobre la pista de aterrizaje me despertó de mi ensoñación, era la tercera vez durante la mañana que quedaba preso de mis propios pensamientos. Aunque era mucho mejor estar ahí que seguir leyendo los estúpidos tabloides que aún después de un mes seguían hablando de mi ruptura con Danielle. Mi madre me los había hecho leer para que tuviese una idea de todo lo que tendría que enfrentarme a mi regreso a Nueva York. Realmente no me importaba, ya no soportaba más este tonto exilio y aunque mis heridas seguían sangrando y doliendo como el primer día, necesitaba volver a mi trabajo. Ni siquiera toda la humillación me iba a detener. Una de las azafatas me pasó una copa de Brandy.

—Señor Edevane, su jet está por llegar —anunció mientras dejaba el vaso en la mesa a mi lado.

—Muchas gracias. —Agradecí sin mirarla mientras tomaba el vaso.

Una de las condiciones que mi madre había puesto para que pudiese volver era que dejara aquel caprichoso hábito de tomar, pero esto era lo único que me ayudaba a sentirme sereno y no volver a sumirme en la profunda rabia que me seguía desde el día que encontré a Danielle revolcándose con Amir. Fue eso lo que me salvó de morir de tristeza durante estas últimas seis semanas, aún me parecía absurdo todo el tiempo que había pasado. No recuerdo mucho de los primeros días, tampoco supe cómo un día desperté en nuestra casa de retiro en Edimburgo, ni cómo era posible que hubieran pasado casi dos semanas desde lo sucedido con Danielle. Había perdido la noción del tiempo y también las ganas de seguir existiendo.

Un nuevo aterrizaje captó mi atención, finalmente se trataba de mi vuelo. Un hombre tomó mi equipaje y las azafatas me siguieron para embarcar. La brisa otoñal de Escocia me impactó una vez estuve en la pista. Saludé al piloto y embarqué el jet. Estaba por tomar asiento cuando creí ver una cara conocida también abordar el avión. Intenté acercarme un poco, pero no era necesario, Crystal ya se acercaba en mi dirección. Seguramente mi madre la había enviado unos días antes para asegurarse de que realmente me encontrara como se lo había mencionada a ella y a Shawn.

—Jonathan, es un gusto verte de nuevo —expresó en un cordial saludo.

—Pensé que te vería al llegar a Nueva York.

—Ya sabes cómo es esto. No todo es como se planea. —Sonrío de manera modesta mientras se acomodaba en el asiento frente a mí.

—Supongo que no voy a descansar —dije apenas la vi sacando unas carpetas.

—Nadie lo ha hecho en estas últimas ocho semanas, considérate afortunado. —Acotó antes de comenzar a explicarme lo que tenía que hacer.

Nadie esperaba que decidiera volver tan pronto, ni siquiera yo lo imaginaba, pensar en Nueva York me hacía querer seguir hundiéndome en el alcohol. Me hacía no querer salir nunca del agujero a donde había sido empujado unas semanas atrás. No podía creer lo débil que estaba mi cuerpo, lo difícil que me era estar estable, y como aquellas imágenes seguían dando vueltas en mi cabeza haciendo que cada día fuese peor. Todos los días desde aquel momento buscaba las razones, mis fallas, me preguntaba si realmente nunca había sido suficiente o si solo estaba conmigo por las razones que ahora estaba con Amir. No puedo negar que todo se nubló cuando Danielle me fue infiel, pero nada me golpeó más duro que saber que tan solo unas semanas después ella anunciaba su compromiso con este hombre en televisión pública como si lo de nosotros no hubiese sido nada.

Esa noche fue la más oscura de toda mi vida. Perdí por completo la razón, destrocé aquella habitación que tendría que arreglar a mi regreso, esa noche perdí el conocimiento a causa del dolor, de la decepción, del alcohol y de la rabia que sentía por los acontecimientos. Llamé un montón de veces a su teléfono, pero ella lo había cambiado, y no pude contactar a sus padres puesto que todos al igual que yo se encontraban fuera de país. La vida se me estaba escurriendo entre los dedos, y todo a causa de una mujer que ahora disfrutaba en una de las habitaciones del Burj Khalifa junto al hijo del hombre que pudo haber sido mi mejor cliente.

A término indefinido©. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora