A término indefinido©. [+18]

22. ES MI TURNO DE TOMAR DECISIONES.

POV: JONATHAN.

El mundo se detuvo por un momento, todo a nuestro alrededor perdió sentido en tanto mis labios sintieron el sabor a cereza y ocre de la champaña en los labios de Jones. Su rostro estaba pálido y su mirada perdida. Estaba en shock, al igual que el resto de las personas. El primer resplandor de los flashes me despertó de mi ensoñación. Lo había hecho y ya no había marcha atrás. Tomé de la mano a Jones y la llevé en medio de la prensa. Las personas me miraban con expresiones confundidas, pero mucho más era la incredulidad de la chica rusa que mi madre había escogido como mi esposa.

Mi familia era un hueso duro de roer, estaban empeñados en llevarme la contraria todo el tiempo y tratarme como si no tuviese consciencia para tomar mis propias decisiones. Fue fácil descubrir los planes que tenían, se olvidaban de que esta casa tenía oídos y que no había una sola palabra que no se volviera eco. Polina Volkova era una mujer preciosa, encantadora e inteligente, pero no pretendía quedarse en Estados Unidos y ansiaba arrastrarme junto a ella a Moscú para comenzar una nueva empresa minera desde cero. Planes que la familia de mi supuesta prometida tal parece no le había comentado a mi madre ni a Shawn.

Me tomé la tarea de investigarla mientras todos se movían con prisa a organizar esta velada cuya finalidad era unirme con cualquier mujer que fuese capaz de complacer los estándares de mi madre y mi hermano mayor. Lo cierto era que había llegado el momento para tomar mis propias decisiones y hacerle entender a mi familia que mi padre me había dejado al mando por una razón. Los flashes de las cámaras fueron insistentes y poco era lo que podía ver con tanta atención sobre nosotros.

—¡Señor Edevane! ¡Señor Edevane! ¿Quién es la mujer a su lado? ¿Dónde está el anillo? ¿De dónde salió la chica? —Las preguntas de la prensa no se hicieron esperar y tratando de orientar la tormenta intenté responder algunas.

—Bien, creo que ya todos sabemos lo que queríamos. Pedimos un poco de privacidad para la feliz pareja, por favor todos sigan disfrutando de la fiesta. —Mi madre se interpuso entre el micrófono y yo, luego me tomó del brazo y nos llevó a mí y a Jones a rastras hasta la habitación.

Sabía perfectamente por la expresión de furia disimulada en el rostro de mi madre y el delicado rojo que se ceñía en sus mejillas que esto acabaría muy mal. Sujeté con fuerza a Jones quien todavía no reaccionaba con voluntad propia y se movía como una rama desorientada en un río. Tratamos de disimular lo más que pudimos hasta llegar a la habitación en donde mi madre no espero un solo segundo para hacerme saber lo molesta que estaba. Una vez la puerta estuvo cerrada, el fuerte golpe de la realidad impactó sobre mi mejilla. Mi madre estampó su mano con fuerza haciéndome sentir por un segundo el peso de mis decisiones, pero realmente lo valía.

—¿Qué carajos sucede contigo Jonathan Pierce Edevane? ¡¿Acaso perdiste la cabeza?! —La voz de mi madre resonó con fuerza en mis oídos.

—La perdí hace mucho tiempo. ¿Por qué te sorprendes ahora? —pregunté mostrándome más cínico de lo habitual.

—¿Cuál es tu problema, Jonathan? Hemos aceptado todo lo que ha pasado y lo hemos entendido porque sabíamos que no era tu culpa. Pero esto, esto que hiciste... ¡es una locura! ¿Qué te costaba obedecer? ¿Por qué siempre quieres hacerlo todo más difícil? —La mirada en el rostro de mi hermano era de entero descontento y frustración.

—¿Ustedes creen que esas personas ahí afuera quieren nuestra felicidad? No sean tontos. Ellos quieren un espectáculo y yo voy a dárselos.

—Claro, casándote con tu secretaria y declarándole tu amor frente a millones de personas. Eres muy inteligente, Jonathan. —Mi madre tomó un sorbo de whisky en una sentada.