Capítulo 30 🥐☕

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La verdadera guerra de Beomgyu estaba en casa. No pudo oponerse a una cena de imprevisto en casa porque su madre extrañababa sus pequeños. Se encontró conduciendo al hogar familiar en vez de quedarse a terminar su tarea.

Si de algo no podía quejarse era de la falta de atención de sus padres. Ellos intentaban pasar la mayor parte del tiempo posible con sus hijos cada que podían. Por sus apretadas agendas, eso no era mucho tiempo. La verdad era que no se veían a menudo, aunque estaba consciente del beso de buenas noches en su frente.

Simplemente negarse no era una opción cuando se trataba de la familia.

Al llegar la sorpresa era que celebrarian el cumpleaños de su hermano mayor por adelantado. Sus padres no iban a estar en el país para la fecha entonces decidieron hacerlo cinco días antes.

La otra sorpresa era que en la cocina de su casa estaba nada más y nada menos que Choi Soobin decorando un pastel

— Hyung, hola,— saludó extrañado.

— ¡Oh! Gyunie hola.

La sonrisa de Soobin salió a flote en cuanto vio a Beomgyu llegar.

— Tu madre me llamó para que la ayudara con el pastel ya que insistió en hacerlo ella misma, ¿no es adorable?

Claro, su madre. Es cierto que Soobin era como parte de la familia debido a los años de amistad, pero era el cumpleaños de Yeonjun quien resulta ser su ex, ¿qué planeaba la señora Choi?

— Creo que ninguno se puede negar cuando mamá nos llama,— bromeó tratando aún de entender la situación.

— Sabes que no, tu madre siempre consigue lo que quiere y eso me recuerda a alguien.

Lo miró fijamente esperando que el menor se diera cuenta de lo que insinuaba.

— Lo he intentado, lo juro, pero tengo miedo ¿sabes?

— Gyunie, son tus padres y quieren verte feliz. Si les dices que hay un chico que te trata como lo mereces y con el que te sientes cómodo, no creo que se opongan.

— Ellos quieren verme felizmente casado, Hyung.

Soobin suspiró.— Tu mamá ha obligado a tu padre a llenar globos toda la tarde y me llamó para decorar un pastel para su hijo que aún no se ha casado. No han dejado de amar a Junie aún cuando él sigue soltero porque así son los padres, te aman y punto.

Beomgyu notó el rostro triste de Soobin y creyó que había más tras lo que decía. Además, ¿había dicho Junie? En otra ocasión se hubiese burlado, pero en ese momento solo sentía la necesidad de subirle el ánimo.

— Lo haré, hablaré con ellos ¿Está bien? Creo que también estoy harto de sentirme repartido entre mi familia y Tyun.

Soobin le sonrió y lo estrechó en un abrazo que fue interrumpido por los gritos de su madre reclamando porque el recién llegado no había comenzado a ayudar.

— Mamá, ¿no podías pagarle a alguien por eso? Vamos a estar sudados,— se quejó.

— Es el cumpleaños de mi hijo,— dijo recalcando el 'mi'— y haremos esta fiesta nosotros para que sepa que su familia está feliz, anda a ayudar a tu padre.

Hasta casi caída la noche todos estaban cumpliendo las ordenes de su madre. Cuando Soobin terminó de decorar el pastel se unió al resto de hombres en la familia para terminar a tiempo la decoración.

— Tía, tengo que irme,— anunció cuando la señora Choi llegó a ellos.

— ¿Por qué te irás, cariño? Ya ayudaste con todo esto, quédate.

— Sabe que la ayudaré en cualquier cosa, pero tengo asuntos que atender.

— Vamos Soobinnie, eres de esta familia, quédate.

— Lo haré, tranquila.

La señora Choi contenta continuó ultimando los detalles.

Beomgyu vio la incomodidad en los ojos de su mayor. Técnicamente el pudo negarse a ir y decorar un pastel, ¿por qué hacía eso? ¿Por qué se quedaba si sabía que era algo para Yeonjun?

— Hyung, puedes irte,— dijo acercándose,— Sé que estás incómodo.

— A veces hay que enfrentar cosas. Esto no es grave así que puedo soportarlo— respondió.

Minutos después llegó el celebrado. Lograron sorprenderlo y tuvo que soportar el abrazo apretado y los besos en las mejillas y frente de su madre. El padre solo le dio un abrazo y una felicitación verbal. Beomgyu se le enganchó como un koala para molestarlo y terminó siendo regañado por su progenitora.

Le sorprendió ver a Soobin allí. Años antes era normal, siempre estaba ahí. ¿Lo habrá invitado su madre? Era lo más seguro, pero no salió de su asombro ni cuando le extendió la mano y lo felicitó con una sonrisa. Volvió a ver sus hoyuelos cuando le sonrió y su estómago se revolvió al recordar como molestaba con pincharlos mientras el menor refunfuñaba.

Los padres decidieron darle también su regalo por adelantado y recibió un reloj muy bonito por parte de ambos. Les agradeció por el detalle y se acercó a los más jóvenes en la casa esperando a que terminaran de poner la mesa.

Beomgyu y Soobin reían a carcajadas inclinándose uno sobre otro como si no aguantarán más las risas. Le hizo feliz, pero no quiso interrumpir así que solo siguió observándolos a la distancia.

Su hermano menor ya no era un niño, había crecido y era una persona independiente. Últimamente estaba intentando ser menos sobreprotector con él porque sabía que ya había demostrado ser capaz de tomar sus propias decisiones.

En el caso de Soobin, no sabía qué sentir ¿Lo extrañaba? Todo el tiempo, pero no sería el que pretende que nada pasó. Él lo había herido, había herido el corazón de alguien que lo amó mucho tiempo y que él amó de vuelta. No lograba perdonarse a sí mismo por lo que hizo en el pasado así que se resignó a verlo feliz lejos de él.

Sin darse cuenta tenía a Choi Soobin al frente.— A Gyunie lo han llamado tus padres, ¿cómo estás?

Amaba esa voz y odiaba tener que responderle: — Bien, ¿y tú?— cuando en otro momento era una invitación a contar su día y a expresar cómo, verdaderamente, se sentía.

— Estoy bien,— escuchó de la voz contraria.

— ¿Cómo va todo en el trabajo? ¿Ya pensarás lo de la clínica?

Yeonjun sabía que tener una clínica era el sueño de Soobin. Desde jóvenes le platicaba cómo sería y lo mucho que ayudaría a la gente con ella. Sería el director, pero seguiría ofreciendo sus servicios como psicólogo y haría que todo fuese a bajo costo para que la población más desfavorecida tuviera acceso a la salud mental.

— Creo que aun no es tiempo, tengo la agenda llena y necesito ese dinero para hacer la clínica.

Él no podía resistirse a su voz desanimada así que habló rápidamente.

— Sabes que puedes contar conmigo. Puedo prestarte el dinero y me lo pagas cuando ya esté estable tu clínica— ofreció mirando al cielo y con los brazos cruzados.

— No quiero molestar con eso,— fue la respuesta que recibió.

De un momento a otro estaba frente a Soobin, sosteniendo sus hombros y obligándolo a mirarle a los ojos.

— No molestas, nunca lo haces. Acepta mi ayuda porque yo mismo te la estoy ofreciendo, ¿está bien?

Soobin asintió abrumado y vio como los  ojos del mayor bajaban de sus ojos. Instintivamente los cerró, pero fueron interrumpidos por el llamado a cenar.

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Amo mucho al Yeonbin, pero tienen un historia algo difícil. Aún así, ambos merecen ser felices.

Espero que les siga gustando esto.

Gracias por sus votos y comentarios, me hacen muy feliz <3

¡Moatori se despide! ♡

Lumbra | Taegyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora