Extra 1 🥐☕

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Se podían contar con los dedos de la mano las veces que Beomgyu había hablado en el día y para ser casi las tres de la tarde era mucho si se trababa de él. Aterrado era un adjetivo que podía minimizar todo el miedo que sentía en ese momento. Sus sentidos no funcionaban a la perfección y sus piernas flaqueaban si intentaba pararse. Por eso, mandaron a llamar a Soobin, solo él podía calmarlo.

— Hola Gyunie,— saludó cuando entró en la habitación.

Como respuesta recibió una mueca que intentaba ser una sonrisa. Dejó pasar ese detalle y continuó hablando.

— Estás muy bonito, esta vez puedo decírtelo. En tu primera boda ni me asomé por el cuarto en el que te arreglaban, pero ahora estoy aquí. Estoy muy feliz por ti, pequeño Gyunie. Tener miedo es normal, incluso pensar huir otra vez. No eres el primer ni último novio que pasa por eso.

— Me quiero casar,— habló por fin,— pero yo...

Volvió a quedar sin palabras.

— Solo debes saber que este es un acto de amor. Harán un nuevo compromiso ante la ley y entre ustedes. Ya hiciste lo más difícil, llevan cuatro años viviendo juntos y créeme que la convivencia es lo más difícil luego del matrimonio. Disfruta este día Gyunie, porque es de ustedes y es lo único que importa. Incluso Haru está feliz,— se inclinó hacia el perro— ¿verdad que estás feliz Haru?— un ladrido fue la respuesta— ¿ves? Hasta tu hijo está contento.

Por primera vez Beomgyu sonrió sinceramente. Incluso, soltó una leve risa. Soobin lo había ayudado y le agradeció con un abrazo.

— Gracias por estar aquí, hyung.

— Siempre lo estaré, pequeño, no lo dudes.

Fueron interrumpidos por la llegada de Yeonjun.

— Ya vino Choi, me toca irme,— bufó Soobin.

— Tengo derecho de ver a mi hermano antes de su boda, Choi,— dijo el mayor.

— Lo que sea, haz lo que tengas que hacer rápido porque ya tienen que irse,— habló Soobin antes de salir de la habitación.

Beomgyu rió por la situación ante sus ojos. Aunque pasaran los años ellos siempre serían igual. Nunca iba a entender la dinámica entre sus hyungs.

— No te cases hermanito, yo te ayudo a huir esta vez,— fue lo primero que le dijo el mayor al novio.

— ¡Te estoy escuchando Choi Yeonjun! — Exclamó Soobin entrando de repente.— ¿Qué crees que haces?

— No hago nada, gruñón, solo bromeaba.

— No bromees de esa forma otra vez o te sacaré.

— Está bien, lo siento,— se disculpó.— Lo decía en broma Gyunie, ¿lo sabe?— se dirigió a Beomgyu.

— Sé que es una broma hyung, no escaparía contigo ni aunque me pagaran.

— Eres un pequeño mocoso,— refunfuñó.

— Tengo veintisiete años, creo que ya no soy pequeño.

— Siempre serás pequeño para nosotros, Gyunie,— dijo esta vez Soobin.

— Ya tenemos que irnos, la ceremonia casi empieza,— anunció Yeonjun.

Habían decidido hacer la boda en el jardín de una casona en el campo que pertenecía a la familia Choi. A Beomgyu siempre le había fascinado ese lugar y su yo de seis años tenía argumentos para decir que era mágico. Las sillas eran blancas y el pasillo estaba bordeado con flores.

Al final del camino, en un arco floreado, fue donde dijeron sus votos, mirándose a los ojos. Incluso a Yeonjun se le saltaron un par de lágrimas que intentó disimular. Porque el día era tan fresco y el ambiente tan agradable y tranquilo que se sentía como si todo el universo estuviera a favor de su union.

Lumbra | Taegyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora