Perseverancia

494 57 16
                                    


Perseverancia





Al entrar de nuevo a la cabaña, Harry casi sufrió un infarto al ver a Severus sentado en la sala, justo en el sofá donde él dormía. Ante la posibilidad de que hubiera sido descubierto, el chico se quedó paralizado en medio del miedo.


— ¿Dónde andaba? —le interrogó Snape inquisitivamente, cruzó sus piernas y extendió sus brazos por el mueble, sin dejar de mirar al joven ojiverde en un franco reto para que se acercara, algo que Harry no hizo.

— E-en el jardín, quise dar un paseo.

— Son casi las dos de la mañana y no hay mucho a donde ir... ¿o sí?


Harry le esquivó la mirada para no tener que responderle. Quería irse a su sillón para intentar dormir pero nunca se atrevería a echar a Snape, así que pensó en tomar otra frazada del baúl y acurrucarse en el estrecho sillón de una pieza que estaba en el otro extremo de la sala. Sin embargo, apenas hizo un movimiento cuando Snape se puso de pie y rápidamente le obstruyó el paso. El joven retrocedió instintivamente, pero el temor que sintió en el primer momento dio un giro inesperado cuando Severus se le acercó de una manera distinta. Se veía igual de imponente, pero mucho menos agresivo. Harry sintió todo su cuerpo estremecerse cuando el hombre colocó sus manos en sus hombros por un par de segundos antes de levantarle la barbilla con la intención de hacerlo mirarle.


Harry estaba fascinado con la situación, podía sentir la respiración de Snape acariciarle la frente, sus manos irradiándole calor por todo el cuerpo y cuando le vio inclinarse lentamente hacia él, entreabrió los labios temblorosos de ansiedad por el beso que se aproximaba.


De pronto, Harry tuvo aquella sensación característica de intromisión a la intimidad. Luchó con todas sus fuerzas para liberarse pero cuando lo consiguió ya era demasiado tarde, Severus le repelió mirándole impactado ante lo que acababa de ver. Fragmentos de su entrevista con Lupin, la alegría que irradiaba en el rostro cuando le decía que Sirius le besaba, su ansiedad por regresar al lado de quien lo esperaba en la cama. Severus retrocedió hasta chocar con un mueble en el que se quedó sentado mirando impávido al suelo.


Harry se sentó a su lado, quiso tomarlo de las manos pero el mago lo rechazó y sin decir palabra fue a encerrarse a su habitación de donde ya no volvió a salir.



[SS][HP][SS][HP][SS][HP][SS][HP][SS][HP][SS][HP][SS][HP][SS][HP][SS][HP][SS]



A la mañana siguiente, Remus despertó con una sonrisa al escuchar como Sirius se desperezaba estirándose en la cama para enseguida volver a abrazarlo, ronroneando satisfactoriamente.


— ¿Dormiste bien? —le saludó Remus acercándose para rozar sus labios con los de Sirius.

— ¿Eh?... Ah, sí, mucho. —respondió luego de un instante de confusión al comprender la identidad de quien se encontraba a su lado.


Sirius se levantó y fue a bañarse, bajo el agua cerró los ojos para relajarse mientras recordaba la sensación de despertarse en brazos de alguien que no era Severus. Afuera, Remus se dedicó a preparar el desayuno mientras le llegaba su turno de bañarse, ajeno por completo a las intrincadas meditaciones que llenaban la cabeza de su amigo.



[SS][HP][SS][HP][SS][HP][SS][HP][SS][HP][SS][HP][SS][HP][SS][HP][SS][HP][SS]



Harry miraba preocupado como Severus se había vuelto a rehusar probar bocado. Ahora estaba sentado en el balconcito de una ventana, apoyando la cabeza contra el cristal con la mirada perdida en la nada. Suspirando, fue a sentarse frente a él, se abrazó a sí mismo encogiendo sus piernas para poder caber en el estrecho lugar del que disponía sin molestar al otro mago.


Le veía tan triste, sintió un fuerte nudo en su garganta, quería hacer algo por él para alegrarlo, pero lo único que se le ocurría ya no estaba en sus manos, recordó que antes de irse, Remus le había dicho que no rompería las barreras por nada del mundo ahora que Sirius estaba acercándose tanto a él.


— Lo de anoche... —empezó Harry intentando decir cualquier cosa para consolarlo.

— Es mentira. —le interrumpió sin desviar la mirada de algún punto en la distancia—. Debe ser una estrategia de Sirius para deshacerse de Lupin, seguramente lo está engañando o tal vez simplemente ese maldito licántropo le mintió, Potter.

— Bueno, todo es posible. —dijo sin atreverse a contradecirlo.

— Conozco a Sirius, él no se olvidaría de mí... no tan pronto.


Harry estaba a punto de cuestionarle sus últimas palabras, pero decidió callar, no quería lastimarlo y no sabía si había sido consciente de lo que podían significar.


— ¿Cómo fue?

— ¿Cómo fue qué, Potter? —preguntó Severus mirándole confundido.

— ¿Cómo fue que empezaron su relación?


El ceño de Severus se contrajo de rabia sin importarle la sonrisa cariñosa de Harry, y sin dignarse a responderle, se puso de pie dejándolo solo. Iba a entrar en su recámara cuando se detuvo abruptamente.


— No pienso satisfacer su morbo, Potter, así que le prohíbo que vuelva a preguntarme nada de mi relación con Sirius... ¡eso no le importa!


Harry se sobrecogió al escuchar el portazo que retumbó hasta los cristales de la ventana. Se mantuvo unos segundos mirando la puerta por donde desapareciera el Profesor. Ni siquiera se había dado cuenta de que lloraba hasta que sintió una gota mojar su cuello. Suavemente la secó con sus dedos e hizo lo mismo en sus mejillas.


"Es absurdo que llores, Harry"... Se dijo con inusitada calma... "sabías a lo que venías, sabías que no sería fácil y que lo más probable era que lo único que obtendrías sería el mayor de tus fracasos... pero tienes que recordar el motivo de esta situación. Necesitabas una oportunidad, pues bien... ¡aprovecha la oportunidad y deja de llorar!".



Prisionero de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora