Luna llena

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Luna llena





Sirius volvió a sentarse junto a su ahijado y con profunda ternura tomó su mano. Harry no la retiró pero su cuerpo se estremeció en un sollozo de culpabilidad. Dolido también de que Snape respiraba agitado ante la información que recién se enteraba.


— No te entristezcas ni te sientas culpable, Harry. —le pidió Sirius—. De verdad, no estoy molesto contigo, eres como un hijo para mí y quiero que seas feliz.

— Pero, lo que hice...

— No ha sido de la mejor forma, pero quiero que sepas que si esto resulta para ustedes, que si Severus se enamora de ti, no voy a interponerme.

— Sirius...

— Yo también estoy intentándolo con Remus. —le confío mirando a su amigo quien no sabía qué decir al respecto—. Es muy dulce y creo que vamos por muy buen camino, sabes que lo quiero mucho ¿verdad?

— Sí, pero...

— Tal vez no te equivocaste, Harry... quizá teníamos que pasar por esta prueba. Finalmente tendría que aceptar que no tengo mucho en común con Severus.

— Tal vez yo tampoco.

— No lo sabrás si no lo intentas. No te sientas culpable, si ya estamos en esto, tienes que aprovechar la oportunidad que querías, o de otro modo, solamente habrás pasado por todo en vano.

— ¿De verdad estás bien?

— Muy bien y feliz. —respondió abrazándole—. Me siento contento con Remus, por eso vine, porque quería que lo supieras para que te dedicaras en serio a tomar la oportunidad sin sentirte mal por mí, te conozco y sé que no podrías llegar a mucho sin tener remordimientos... no lo hagas, disfruta lo que logres, y sinceramente, te deseo éxito.

— ¿Tú ya...? —Harry no pudo continuar la frase, no quiso hacerlo para que Severus no se enterara que Sirius parecía haberse olvidado de él.

— No lo sé. Siento mucho cariño por él y no puedo negarte que a veces le echo de menos... pero se me olvida cuando estoy con Remus, así que creo que realmente no era un amor tan fuerte como lo presumíamos.

— No sé qué decirte. Él sí piensa en ti y...

— Nada, no digas nada, Severus cambiará de opinión pronto, tan sólo sigue adelante con esto. Ahora te toca convencerlo de hacer la poción matalobos para Remus.

— Pero, ya te dije que lo intenté y no quiere. Dice que la hará sólo si le damos la libertad.

— No lo hagas... Severus aún no sabe lo que quiere.

— Pero, Remus va a sufrir sin la poción.

— Yo estaré con él para acompañarlo y evitar que se lastime demasiado, y curaré sus heridas después... no te preocupes por eso, ¿verdad, Remus?

— Es lo que te he dicho desde un principio. —respondió el Licántropo—. No pienso pedirle a Snape que haga la poción.

— ¡Y no la haré! –interviene Snape.

— Profesor, por favor...


Severus miró a Harry suplicándole por Remus, pero no estaba dispuesto a creerles nada, no creía que Sirius estaba ahí y tampoco haría la poción.


— No quiere, Sirius. —le informó Harry apesadumbrado—. Por favor, cuida mucho de Remus, que esté bien.

— Lo estará... pero sigue intentando.

— Te dije que eso no serviría de nada, Sirius. —comentó Remus—. Será mejor que nos vayamos ya, ahora que parece que Harry quiere continuar con esta situación, es mejor volver a casa.


Sirius asintió y caminó hacia Remus cruzándose con Snape en el camino, ninguno de los dos se sintió. Severus vio como Remus parecía sostener algo de la mano, y aunque se resistía a creer, la duda pudo más y fue tras del licántropo. Remus lo notó y volviéndose le lanzó un suave hechizo que dejó al ojinegro sin sentido. Harry estuvo ahí para sostenerlo y no cayera al suelo. Sirius comprendió lo sucedido y sonrió a su ahijado antes de marcharse sin soltarse de la mano de su amigo... ahora estaba más seguro que nunca que quería intentarlo, Harry también merecía ser feliz y sabía que Severus terminaría amándolo mucho más de lo que creyó amarlo a él.



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Al llegar a su cabaña, Sirius y Remus fueron directamente a la recámara, sin decir nada, se pusieron sus pijamas para acostarse a dormir. Pasaron unos segundos antes de que el animago se volteara a su izquierda y abrazara al otro hombre, cuyos ojos de miel refulgieron en la intimidad.


— ¿De verdad quieres intentarlo, Sirius?

— Me hubiera gustado mucho que no fuera necesario haber llegado a estos extremos, Remus... pero sí, estoy convencido de que si hay alguien a quien no le rompería el alma por esta trastada, es a ti, y quiero quedarme contigo.

— Sé que lo que hice estuvo muy mal, sobre todo por haber arrastrado a Harry, pero estaba desesperado. No podía imaginarme seguir resignado a no poder decirte cuanto te amo ya nunca más.

— Creo que entre nosotros podemos confiar que nuestro cariño nos ayude a que todo salga bien, pero me preocupa Harry.

— ¿Crees que deba liberar a Snape?

— No... o no lo sé. —respondió dudoso—. Severus es muy complicado, no sé si pueda llegar a amar a Harry, o mejor dicho, a aceptar que siente algo por él.

— ¿Qué quieres decir?

— Severus siempre dice odiar a Harry, le critica a todas horas, lo insulta, le ataca, vive haciéndole la vida pesada... pero no deja de hablar de él.

— ¿Y qué piensas de eso?

— Deja te explico... Cuando Severus y yo decidimos estar juntos, lo primero que dijo fue que la opinión de Harry no le importaría, que debía aceptarlo y que si se atrevía a oponerse se las vería con él. Yo no le di importancia, jamás lo hice, no quería fomentar que se pelearan más. Pero siguieron sus pleitos, y a veces notaba que Harry intentaba evitarlos, pero Severus insistía... llegaba incluso a provocarlo para que discutieran y no se quedaba tranquilo hasta conseguirlo. Luego venía conmigo y se quejaba, pasaba horas quejándose de Harry. Prácticamente Harry era nuestro principal tema de conversación.

— ¿Ya puedes decirme cuáles son tus deducciones?

— Que Severus... u odia hasta la muerte a Harry... o está tan enamorado que le da miedo reconocerlo y prefirió fijarse en su peor enemigo.


Remus se quedó pensativo repasando las teorías de Sirius. Quería pensar en las enormes posibilidades de que la segunda fuera la correcta, podría comprender porqué Severus tuvo que buscar afanosamente a alguien que lo mantuviera realmente alejado de sus propios sentimientos. Probablemente pensaría que Harry nunca lucharía contra su padrino, tal vez ya empezaba a notar los sentimientos del chico e inconscientemente fue la forma en que encontró de huirle a la felicidad, eso era algo obvio en Severus, vivía conforme con su vida amargada y solitaria.


Sin embargo, cabía la posibilidad de que se equivocaran y el odio fuera sincero. De ser así, Harry podía encontrarse en una situación peligrosa, pero sobre todo, con el gran riesgo de terminar realmente herido... Al pensar en eso, Remus se sintió más culpable que nunca, si algo le pasaba no se lo podría perdonar nunca.



Prisionero de tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora