Sebastiana y Pedro eran dos jóvenes enamorados que se conocieron en una fiesta popular. Ella trabajaba en la ciudad como empleada doméstica y él llegaba puntual cada domingo del campo para visitarla. Enamoraron un tiempo y ambos se prometieron matrimonio.
La relación iba bien, pero de pronto él faltó a las citas acostumbradas y ella, desepcionada y con el corazón roto, luego de llorar le maldijo.
Pasaron unas semanas. Una noche alguien parecido a Pedro se acercó a Sebastiana con la cabeza inclinada, pero sin mirarle. Le dijo :
— Devuélveme mi promesa —. Más cuando volvió la mirada para enfrentarle, no había nadie.
Ella se asustó y muy intrigada viajó al pueblo para averiguar qué estaba pasando realmente con su fallido novio, allí se enteró de que él había muerto atropellado por un camión de cargas algún tiempo atrás.
Confundida acudió a la iglesia donde el cura le aconsejó que si él volvía a aparecersele, le citara en la iglesia y además llevara una flor blanca y un pañuelo del mismo color.
Pasó tal cual lo anunció el cura. Cuando el "condenado" se acercó, ella le entregó la flor y el pañuelo blanco, diciéndole :
— Te devuelvo tu promesa.
En el acto la figura se desvaneció en polvo como un suspiro.
De la tradición oral andina.
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El condenado, historias de terror del zombi andino.
HorrorLos condenados son muertos que no pueden descansar y que vagan entre los vivos y sienten un voraz apetito por la carne cruda para su decadente cuerpo aún con vida. Son seres malditos atrapados entre este mundo y el otro.