La prometida del minero que se condenó

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En una pequeña casa propiedad de una cooperativa minera vivía una pareja, ambos trabajaban en las minas

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En una pequeña casa propiedad de una cooperativa minera vivía una pareja, ambos trabajaban en las minas. Todavia no se habían casado y convivían juntos. Hasta que llegó el día en el que el hombre le dio a su mujer un anillo de compromiso y le pidió que se casaran porque ya había ahorrado lo suficiente para su boda. El sueño de ella finalmente se realizaría y muy feliz aceptó. Decidieron que se quedaría en la casa, mientras él regresaba al trabajo.

Mientras él estaba en su rutina diaria ocurrió un accidente de tal magnitud que una enorme piedra le cayó encima y lo aplastó

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Mientras él estaba en su rutina diaria ocurrió un accidente de tal magnitud que una enorme piedra le cayó encima y lo aplastó. Él trabajaba siempre solo escarbando en la montaña para poder ganar un poco más. No podía hacer nada, solo gritar pidiendo ayuda.

¡Auxílio! ¡Auxílio! —. Poco a poco el tono de su voz fue apagándose y comenzó a cambiar en tenebrosos sonidos de eco gutural.

Como a las siete de la noche la prometida del minero estaba preparando la cena, cuando de repente llega él y de manera muy repentina le pide que aliste algunas cosas porque saldrán para casarse.

De camino a la iglesia donde tenían agendada la boda, el hombre siente hambre y ella le ofrece la comida que había preparado anteriormente. Él se niega y le pide que le compre un cordero.

Entonces ella se acerca a una tienda de despensas de la cooperativa y le atiende un señor de avanzada edad que le pregunta, sin dejar de observar al minero :

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Entonces ella se acerca a una tienda de despensas de la cooperativa y le atiende un señor de avanzada edad que le pregunta, sin dejar de observar al minero :

¿Él es tu marido?

Si, nos vamos a casar—. Responde ella.

No te asustes, pero tu prometido es un "condenado" —dice el anciano—, seguramente él te hizo una promesa que debe cumplir y es por eso que esta aqui entre los vivos. Lo que vas a hacer es ir caminando hacia el lado donde está el río. Tú solo corre sin voltear a mirar y bota el anillo que él te regaló, devuelvele su promesa y así no te molestará más.

Esta vez sintiendo mucho miedo que ya no amor, se acercó a su prometido y le dijo :

Vamos por este lado y llegaremos más rápido.

Así llegaron a la ribera del río y este al ver el caudal se incomodó anunciando que no podría pasar. Ella sin pensarlo dos veces lo cruzó y desde la otra orilla le botó el anillo diciendole :

Te devuelvo tu promesa —. Y corrió con todas sus fuerzas sin mirar atrás en ningún momento.

El se quedó en la orilla gritando lleno de ira y frustración «¡No te vayas! ¡No me dejes!», más no pudo cruzar el río

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El se quedó en la orilla gritando lleno de ira y frustración «¡No te vayas! ¡No me dejes!», más no pudo cruzar el río.

Desde entonces no se puede pasar por ese lugar después de la medianoche, porque se escuchan gemidos y llanto.





De la tradición oral andina.

El condenado, historias de terror del zombi andino. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora