Casi terminando el día, alrededor de las 5 de la tarde. Una mujer regresaba de pastear a sus ovejas, he inmediatamente las mete en su respectivo corral. Pero antes de entrar a su casa observa a lo lejos que un hombre va camino al monte, todos saben que ahí no hay nada y que además es muy peligroso pasar por esos lugares cuando cae la noche.
La pastora se preocupa por la suerte del extraño y desde su casa le grita para llamar su atención. Sin embargo parecía que el hombre no le escuchaba, porque seguía su camino internandose más adentro; hasta que la mujer grita más fuerte.
El extraño al escuchar que le hablaban rápidamente se dirige hacia ella. Mientras se acercaba la pastora notó que venía con la mirada hacia el suelo. Entonces le pregunta :
— Señor, ¿hacia dónde vas? En el monte no vas a encontrar nada, además de que es muy peligroso pasar por ahi en la noche.
Amablemente ella le invita a su casa para pasar la noche y apenas amanezca pueda proseguir con su camino. El extraño siempre con la mirada gacha, no dice nada e ingresa a la casa en total silencio.
Como estaba haciendo bastante frio, la mujer supuso que el individuo estaría con hambre, de modo que se pone a preparar una sopa, mientras su bebé estaba durmiendo.
Una vez preparada la sopa, la pastora le sirve al extraño pidiéndole que coma para recobrar fuerzas. El hombre siempre silencioso se sentó a la mesa y comenzó a comer, pero el individuo hacía como que tomaba su comida, y lo echaba cerca del pecho, derramandose el líquido y cayendo finalmente al piso.
En ese momento la mujer comenzó a temer lo peor, y armandose de valor rápidamente se dirige hacia donde está durmiendo su bebé. Mientras el hombre está distraído, ella toma el batán y lo intercambia con el niño.
Un batán es una piedra que se usa como mortero para moler los alimentos.
Para que el extraño no se dé cuenta, cubre el batán con la ropita del bebé y saliendo rápido de la casa con su hijo en los brazos, anuncia que saldrá un momento para dar de comer a sus ovejas. Y a toda prisa se esconde en el corral.
Súbitamente se escucha un fuerte grito que provenía de adentro de la casa.
Sucede que el individuo al verse solo aprovechó la oportunidad y dirigió sus pasos hacia la cuna del niño. Y como vio que seguía durmiendo, lo levantó con toda la ropa que le cubría y enseguida le dio un fuerte mordisco, ahí es donde descubre que el supuesto bebé que había mordido era el batán de piedra. Evidentemente el extraño no era una persona, sino un demonio "condenado".
Este sale furioso de la casa buscando a la mujer :
— ¿Donde estás? ¡Dame al bebé y no te haré daño!
Ella al escuchar las palabras del "condenado" se aterrroriza y se esconde más entre las ovejas.
Los antiguos decían que el "condenado" le tiene miedo a las ovejas, por eso precisamente se ocultó entre su rebaño.
Como el engendro estaba dispuesto a entrar al corral para comerse al bebé, las ovejas le hablaron :
— Si quieres comerte a nuestra dueña tendrás que contar todos los pelos de nuestro linaje, es la única forma de que puedas pasar.
El monstruo al ver la cantidad de ovejas que había quizo negarse, pero tantas eran las ganas de comerse al niño que aceptó. Sin embargo mientras más contaba, más se confundía y enojado tenía que comenzar de nuevo.
Todos saben que tenía que terminar de contar antes del amanecer, para poder devorar al bebé, caso contrário el monstruo desapareceria. Pasaron las horas y el "condenado" escucha el canto del gallo dándole la confirmación de que faltaba poco para el amanecer. Entonces se apresura en contar lo más rápido que puede. Nuevamente se escucha el canto del gallo y viendo que no terminaría de contar el linaje de ninguna oveja se rinde, porque ya se dejaba ver el alborear del nuevo día.
El "condenado" furioso y con una voz gutural de ultratumba, le dice a la pastora :
— Señora, ¿porqué me has llamado?, no me debes llamar. Yo estoy penando mi condena y usted me ha llamado. Si en otra ocasión me vuelves a llamar, yo me voy a comer a usted y a su bebé.
Apenas termino de hablar el "condenado", se volvieron a escuchar los cantos del gallo. Ahí mismo mientras comenzaba a clarear el nuevo día, el "condenado" se fue desvaneciendo.
De la tradición oral andina.
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El condenado, historias de terror del zombi andino.
HorrorLos condenados son muertos que no pueden descansar y que vagan entre los vivos y sienten un voraz apetito por la carne cruda para su decadente cuerpo aún con vida. Son seres malditos atrapados entre este mundo y el otro.