Cierto día a un campesino se le perdió una mula. Muy preocupado salió a buscarla por todo el camino real, por quebradas y cerros, pero su pesquisa no daba ningún resultado.
Esto pasó justo el segundo día de la fiesta de «Todos Santos», cuando las almas de los difuntos regresaban al más allá, luego de haber compartido unas horas con sus seres queridos de este mundo.
Así mientras seguía buscando; a lo lejos divisó a una multitud vestida de luto con rumbo al cementerio del pueblo. Pensó que sería imposible que tanta gente no hubiera visto a su mula, de tal manera que les dio alcance y les preguntó, ellos le respondieron : «no hemos visto a tu mula, nosotros no somos de este mundo, pero ven con nosotros que quizá lo encontremos en el camino».
No se supo más del campesino que buscaba a su mula, desapareció como si se lo hubiera tragado la tierra.
Pero al año siguiente, en el primer día de la fiesta de «Todos Santos», regresó a su casa donde su viuda le abrió la puerta. Él llevaba su cabello larguísimo al igual que la barba y su ropa estaba sucia y avejentada, como si hubiera atravesado un desierto. Su mujer le recortó el pelo y le afeitó la barba. El campesino se quedó a vivir con ella. No estaba "condenado", porque no había muerto cuando acompañó a los difuntos hacia el otro mundo. Vivió como mortal y murió como mortal.
De la tradición oral andina.
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El condenado, historias de terror del zombi andino.
KorkuLos condenados son muertos que no pueden descansar y que vagan entre los vivos y sienten un voraz apetito por la carne cruda para su decadente cuerpo aún con vida. Son seres malditos atrapados entre este mundo y el otro.