Era un hombre que acostumbraba comprar mercancías en las ferias de los pueblos vecinos, para después venderlos en su propio pueblo.
Uno de esos días casualmente se encuentra con algunos amigos y se quedan conversando hasta altas horas de la noche. Ya se había perjudicado, porque tenía que estar a primera hora para vender todo lo que había comprado.
Así que regresó a su pueblo en medio de la oscuridad de la noche acompañado de sus fieles animales, un perro y una mula, en la que precisamente transportaba la mercancía.
Cuando habían avanzado más de la mitad del camino, el perro comienza a ladrar desesperadamente, tanto que el hombre pensó que seguramente se acercaban ladrones.
Así mismo la mula se detuvo de improviso y se negaba a avanzar, por más jalones que su dueño le daba este se quedó completamente quieto.
Súbitamente a lo lejos, se ve la silueta de un hombre robusto que se acercaba rápidamente, y los animales se desesperaron aún más.
La mula al ver que el individuo estaba a unos metros, se va encima de su dueño cubriendole con su cuerpo por completo. El hombre por más que intentó safarse de ahí, no lo conseguia y se dá por vencido, esperando lo peor.
Debajo de su mula con la poca visión que tenía quizo pedir ayuda al individuo que ya estaba cerca, pero al observar bien, se dio cuenta de que era un “condenado” y pensó que había llegado su fin.
Pero su fiel perro sale en su defensa y se pelea con el “condenado”. Claro que este ser maldito era mucho más fuerte que el noble animal, destrozándolo en cuestión de minutos.
«Soy el siguiente ¡el “condenado” me comerá!», pensó él comerciante resignado a su suerte. Temía que cuando el monstruo se acerque la mula salga corriendo dejándole al descubierto, pero la mula se quedó inmóvil como esperando a que el “condenado” se vaya.
Del miedo mismo, ninguno de los dos se movió hasta que el amanecer comenzó a despuntar.
Si no hubiera sido por la mula que lo escondió tapándole con su cuerpo, y por el sacrificio de su perro, el comerciante no lo hubiera contado.
De la tradición oral andina.
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El condenado, historias de terror del zombi andino.
HorrorLos condenados son muertos que no pueden descansar y que vagan entre los vivos y sienten un voraz apetito por la carne cruda para su decadente cuerpo aún con vida. Son seres malditos atrapados entre este mundo y el otro.