#13.2 [+18] - S I T U A C I O N E S

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Por motivos hornys, vamos a fingir que Xiao no pondría mil peros ante la idea de tener un hijo. En situaciones posteriores, sin embargo, sí tendré en cuenta este detalle para darle más drama a la historia 😌✌🏼

Disfruten de este capítulo ❤️ Y NO ME FUNEN SI ES MUY TARDE, ¿OK? AQUÍ APENAS SON LAS 8 P.M.

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[advertencia: Contenido altamente explícito. Las relaciones que se narran a continuación son catalogadas como +18. Prosiga bajo su propia responsabilidad]
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S I T U A C I Ó N #13:
Noche de bodas

Personajes: Xiao, Scaramouche, Kaeya y Kazuha

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Te dejaste caer sobre el mullido colchón después de soltar una sonora maldición que ruborizaría hasta al más avezado de los ladrones de tesoros

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Te dejaste caer sobre el mullido colchón después de soltar una sonora maldición que ruborizaría hasta al más avezado de los ladrones de tesoros. Estabas a punto de perder la cabeza. En realidad, te sorprendía lo paciente que habías sido considerando que habías contraído matrimonio apenas unas horas atrás.

Te pusiste de pie solo para admirar la imagen que te devolvía el hermoso espejo plateado que decoraba aquella elegante habitación. No podías haber elegido un traje más seductor que aquel pequeño pedazo de tela diseñado exclusivamente para ti. No había forma de que tu minucioso plan a prueba de errores pudiera fracasar, entonces... ¿por qué Xiao te había ignorado deliberadamente después de entrar en la habitación?

¡INCLUSO SE HABÍA QUEDADO DORMIDO!

Acariciaste tus sienes con intranquilidad. Verlo dormir plácidamente a tu lado te había hecho ceder ante el cansancio. Al despertar, las últimas luces se habían extinguido en el horizonte para dar paso a una enorme y brillante luna llena... y tampoco había rastro alguno del adeptus.

Suspiraste con cansancio mientras recorrías la estancia por enésima vez. El enorme ventanal parecía recompensar tus esfuerzos con una preciosa vista que deslumbraría a cualquiera, pero no era tan fácil impresionarte, no cuando habías sido bendecida con ver con tus propios ojos las maravillas de la montaña Aozang.

—Xiao...

Pegaste un pequeño saltito después de que su imagen se materializara a varios metros de distancia. Había aparecido en la habitación sin previo aviso. Un momento. ¿Acaso había venido porque lo habías llamado?

—¿Me llamabas? —Respondió con tranquilidad.

Tus mejillas se sonrojaron tan pronto como sus miradas se encontraron. Toda la rabia que se acumulaba en el fondo de tu pecho se esfumó después de verlo de nuevo. No podías enojarte con él por mucho que lo desearas.

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