🌙 Ningún personaje me pertenece. Todos los créditos a MiHoyo.
🌙 En este libro encontrarás las reacciones de los personajes masculinos a diferentes situaciones y algunos one shot realizados a pedido.
🌙 ¡El +18 está permitido!
🌙 No es necesario...
¿Tardé mucho en publicar? Tardé mucho en publicar. ¿Me siento culpable por ello? Me siento culpable por ello 😭 Mil disculpas por el atraso. Sin nada más que decir, ¡vamos a ello!
S I T U A C I O N #4: Confesión
⚠️⚠️⚠️
[advertencia: a lo largo de este capítulo hay pequeñas insinuaciones subidas de tono. Nada explícito ni que pueda ser catalogado como +18. Prosiga bajo su propia responsabilidad]
⚠️⚠️⚠️
Personajes: Tartaglia, Albedo, Zhongli y Kaeya
•♧•
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Qué tanto más debemos subir? —Dirigiste tu mirada hacia el suelo después de que unas pocas piedritas se desprendieran de tu punto de apoyo. Tragaste saliva. Era difícil saber a cuántos metros se encontraban del suelo, pero preferías permanecer en la ignorancia.
Balanceaste tu cuerpo hasta alcanzar la siguiente piedra. No era tu primera vez escalando una montaña, aunque nunca antes te habías enfrentado a las extremas condiciones de Espinadragón.
—¡Solo un poco más! —Tartaglia te sonrió desde la cima de la montaña. Era inquietantemente rápido.
Suspiraste antes de sujetarte a la siguiente roca. Supiste que habías cometido un error tan pronto como escuchaste el inconfundible sonido de las piedras al desprenderse. Soltaste un chillido y cerraste los ojos preparándote para lo peor, pero aquel momento nunca llegó.
Abriste los ojos apenas lo suficiente para encontrarte con la encantadora sonrisa del pelirrojo a escasos centímetros de tu rostro. Los últimos segundos habían pasado demasiado rápido como para recordarlos con claridad, pero la posición en la que te encontrabas te daba una idea: Tartaglia te había sujetado de la muñeca antes de que cayeras y te había jalado contra su pecho.
Tu mirada se perdió entre sus labios, cosa que le arrancó una pequeña risita burlona. Acomodó tu cabello detrás de tu oreja antes de profundizar el contacto visual—¿Sabes qué día es hoy?
Temblaste entre sus manos. Era jueves 12. El día en el que Tartaglia confesaría sus sentimientos por ti... o al menos eso era lo que había dicho cuando aún estaba demasiado ebrio para pensar con claridad.
La expresión de confusión en tu rostro debió ser suficiente para lograr que el muchacho se apiadara de ti, pues cambió de posición repentinamente. Aceptaste su ayuda de buena gana. En cuestión de un parpadeo, ambos estaban sentados en el borde del acantilado.
El pelirrojo pasó su bufanda alrededor de tu cuello—La anterior vez... ¿recuerdas lo que dije?
—¿Cuando estabas tan ebrio que apenas si podías ponerte de pie?
