Daniela.
Seis horas y diecisiete minutos, ese es el tiempo que he tardado en recorrer la distancia entre Madrid y Barcelona hasta aparcar frente a la casa de sus padres. A través de la reja de la entrada veo el coche de María José aparcado en la puerta del garaje y sonrío.
Con los dedos temblando de nervios y miedo, llamo al timbre un par de veces. Al cabo de casi un minuto la voz ronca de un hombre al que reconozco de inmediato como el padre de María José responde.—¿Quién es?
—Soy Daniela calle, señor Garzón, ¿me recuerda?
—¿Cómo dices?
Ay, Dios, está sordo.—¡Daniela calle!
—No te oigo, espera que salgo.
Al segundo veo como la puerta de entrada de la casa se abre, y un padre de María José muy envejecido sale caminando lentamente con la ayuda de un bastón. El corazón se me parte al verlo, sé que han pasado muchos años, pero no esperaba que estuviera tan desmejorado.—¿Daniela? —pregunta sorprendido cuando por fin abre la puerta.
—Sí —digo emocionada—soy yo, señor Garzón.
—Ven aquí, hija —dice extendiendo los brazos—y deja de llamarme señor, creo que ya han pasado muchos años para que sigas haciéndolo, dejémoslo en Juan Carlos, ¿de acuerdo?
—De acuerdo, Juan Carlos.
—Pasa, hija, no te quedes ahí que ya está refrescando.
Sigo al padre de María José hasta el interior de la casa y cuando entro un montón de recuerdos me invaden, miro a un lado y a otro, no aprecio grandes cambios, salvo el hecho de que la casa
parece demasiado vacía.—¿Dónde está la señora Marta? —pregunto inquieta.
Juan Carlos se sienta con pesadez en el sillón de la derecha, el que siempre ocupaba él, Marta se sentaba siempre en el de la izquierda.—Mi Marta murió hace tres años —contesta dejándome paralizada y con un nudo en la garganta.
—Lo siento mucho, Juan Carlos, no lo sabía —digo agachándome frente a él y cogiendo su mano huesuda —María José no me lo ha dicho.
—Mi María José no habla mucho de eso. Fue algo repentino, un día estaba bien y dos días después la estábamos enterrando, mi hija no tuvo oportunidad de despedirse de su madre y lo arrastra desde entonces. ¿Has venido a verla?
—Sí, he venido a verla.
—¿La vas a ayudar?
—¿Ayudar? —pregunto sin comprender.
—A superar lo que sea que le pasa —dice angustiado—llegó aquí el sábado por la noche, y aunque dice que solo ha venido a pasar unos días para estar conmigo sé que miente, está hundida, Daniela.
—Lo sé —digo notando como las lágrimas resbalan por mis mejillas—sé que está hundida, y he venido para hacer todo lo posible para que deje de estarlo, te lo prometo.
—Gracias, hija.
—¿Dónde está?
—¿Cómo dices? —pregunta arrugando la frente.
—¿Dónde está, María José? —repito elevando un poco más la voz.
—Tendrás que perdonar a este viejo, cada vez oigo menos —dice tocando sus orejas—ha salido a dar un paseo, tendrás que esperar a que vuelva.
—No hace falta, creo que sé dónde puede estar, ¿te importa si salgo a buscarla?
—Claro que no, yo iré preparando algo para cenar, ¿todavía te gusta la lasaña?
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crossing out days (Adaptación caché) [Corrigiendo]
RomanceMaría José volverá a ver a su ex en el momento menos esperado haciendo que el recuerdo de su error que cometió en el pasado la atormente nuevamente. ¿El rencor de daniela hacia ella será más fuerte? ¿Podrá perdonarla y darle otra oportunidad? ~ Cré...