Daniela.
Por fin es la hora de salir. María José coge su bolso y me mira con incertidumbre, veo el miedo en sus ojos, siempre tuvo una mirada muy transparente, muy limpia, hasta que me traicionó. No tengo claro que sea buena idea eso de que nos veamos fuera de aquí, pero también sé que no puedo pasarme los días leyendo relatos para huir de ella, no puedo perder el tiempo, tengo dos semanas para ponerme al día y ya he perdido una jornada entera.
—¿Dónde quieres ir? —pregunta pausada.
La miro dispuesta a gritarle porque no soporto que me hable, no tiene derecho, por mucho que lo he intentado y que llegué a convencerme de que había pasado página no es cierto, su presencia no hace más que abrir una herida que está claro que nunca llegó a cerrarse. Siento rabia por tenerla delante, pero todavía siento más cuando me tengo que reconocer a mí misma que la sigo queriendo, nunca dejé de querer a María José, simplemente aparqué los sentimientos y los enterré entre besos de mujeres que no conseguían llenar el vacío que ella había dejado.
—Daniela…
—No me hables —exijo turbada.
Su susurro me ha erizado el vello de la nuca. María José solía susurrar mi nombre mientras hacíamos el amor, nunca llegué a comprender porque me gustaban tanto aquellos susurros calientes en el oído y porque mi excitación se doblaba bajo su efecto. Siento el deseo cosquilleante entre las piernas al recordarlo y cojo aire lentamente para intentar calmarme.
—Va a ser difícil solucionar esto si no puedo hablarte —comenta mientras se acerca.
La miro fijamente sintiendo las pulsaciones disparadas y me doy cuenta de que lo que siento es muy contradictorio, porque ahora mismo tengo las mismas ganas de darle otro bofetón que de acorralarla contra la pared y poseer esos labios sonrosados y tiernos que con tanto cariño recuerdo.
La dejo con la palabra en la boca y salgo corriendo del despacho en dirección a los baños. En cuanto entro abro el grifo y casi meto la cabeza debajo. Me echo agua en la cara de forma abundante, dejando que el frío me calme los nervios y alguna otra cosa que siento por ahí abajo y que no quiero reconocer. Al alzar la vista y mirarme al espejo, descubro a Amanda Lozano a mis espaldas, mirándome de hito en hito con una ceja alzada.
—Estoy bien —afirmo.
—Ya lo veo —contesta con sorna—, resolved esto, Daniela, lo digo en serio —exige antes de salir por la puerta.
—Joder —susurro en voz baja.
Cuando salgo, María José está en la puerta con mi bolso en la mano, me lo tiende de forma amable y yo se lo arrebato de las manos como si estuviese intentando robármelo.
—Igual sí que tendrías que presentar la renuncia —comenta molesta.
—Es lo que te gustaría, ¿verdad?Deshacerte de mí de nuevo, quitarte el problema de la forma más fácil y cobarde, justo como tú sueles hacer las cosas —escupo conteniendo el tono de mi voz para no gritar—, pues jódete, María José, esta vez vas a tener que lidiar conmigo porque no pienso irme de aquí para hacer que tu maravillosa vida siga siendo fácil. Asume lo que hiciste, zorra egoísta.
Tras eso, y con un nudo que me estrangula la garganta, me dirijo hacia el ascensor y comienzo a pulsar el botón de forma insistente, hasta que de pronto su mano se coloca sobre la mía y envuelve mis dedos con los suyos, su cuerpo se pega a mi espalda y sus labios a mi oído.
Un escalofrío me recorre de arriba abajo y mi respiración se corta mientras intento procesar el torbellino de sensaciones que me provoca tenerla tan cerca. Casi había olvidado su olor, ese que me tenía hipnotizada y que despierta más recuerdos de los que ya de por sí guardaba de ella.
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crossing out days (Adaptación caché) [Corrigiendo]
RomanceMaría José volverá a ver a su ex en el momento menos esperado haciendo que el recuerdo de su error que cometió en el pasado la atormente nuevamente. ¿El rencor de daniela hacia ella será más fuerte? ¿Podrá perdonarla y darle otra oportunidad? ~ Cré...