Capítulo 17.

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María José.

—Buenas tardes, tenemos dos habitaciones reservadas.

—¿Me dicen sus nombres, por favor? —pregunta el recepcionista con una amabilidad exagerada.

—Claro, Daniela calle y María José Garzón—respondo por las dos.

Pero que bien suenan nuestros nombres juntos. El chico teclea con rapidez, nos pide el documento de identidad y tras hacer unas fotocopias nos lo devuelve.

—Aquí tienen su llave, tercera planta, los ascensores están a la izquierda.

—Disculpe, pero solo me ha dado una llave, falta la otra.

—Lo siento, señorita, quien hizo la reserva para ustedes dos pidió una habitación doble.

—¿Cómo? —interviene Daniela con el ceño fruncido.

—Doble señorita…

—Ya le he oído, tiene que haber un error, María José.

—Seguro que sí, relájate —le pido elevando las cejas.

—Me temo que no hay ningún error —comienza a decir el recepcionista.

—Tiene que haberlo, ¿le importaría comprobarlo de nuevo? —le pido de forma amable.

Lo cierto es que estoy comenzando a ponerme nerviosa, llevo cuatro horas metida en el coche y necesito una buena ducha, comer algo y descansar un poco antes del evento, y con Daniela al lado todo eso puede ser un auténtico infierno.

—Lo siento, me temo que no hay ningún error, la señora Amanda Lozano especificó una sola habitación.

Juro por Dios que la mato, me muerdo la lengua para no soltar ninguna burrada delante de Daniela. Es Sonia la que se encarga siempre de estas cosas, si es el nombre de Amanda el que aparece en la reserva es porque la muy zorra lo ha hecho a propósito.

—No me lo puedo creer —murmura Daniela.

—Está bien, deme otra habitación —le digo entregándole mi tarjeta de crédito.

—Lo lamento, señorita Garzón, pero el hotel está lleno, esta noche tenemos dos eventos y nos hemos quedado sin habitaciones.

—Joder —susurro con rabia—, está bien, no se preocupe, ¿podría mandar que nos suban algo de comer a la habitación?

—Por supuesto señorita, ¿qué prefieren?

—Algo ligero —respondo por las dos —muchas gracias.

—¿En serio? ¿Ya está? —protesta Daniela mientras cojo la maleta de nuevo.

—Ya le has oído, no hay más habitaciones disponibles y sinceramente, estoy muy cansada y deseando darme una ducha, si tan terrible te parece puedes buscarte otro hotel, seguro que hay alguno cerca.

—Si me pongo a buscar perderé el poco tiempo que tenemos para descansar.

—Pues eso, deja de quejarte de una vez y entra en el ascensor —le pido rodando los ojos.

Cuando llegamos a la tercera planta y abro la puerta de nuestra habitación me sorprendo no solo por lo grande que es, sino porque está claro que Amanda no ha escatimado en gastos con ella.

—No pienso dormir contigo —vocifera mientras deja la maleta de malas maneras.

Me acerco a ella intentando controlarme, una cosa es aguantar sus tonterías en un estado normal y otra estando cansada y con hambre.

—Me parece perfecto, puedes dormir en la bañera o en el puto suelo, porque te aseguro que yo voy a dormir en esa cama, y ya sabes el lado que me gusta. Ahora si me disculpas voy a darme una ducha.

Dejo a Daniela con la boca abierta y roja de rabia y me encierro en el baño con la maleta incluida para no darle oportunidad de contestarme mientras busco la ropa. Me quedo mirando la enorme bañera durante varios segundos, mataría por llenarla y tomarme una copa de vino mientras me relajo, pero con Daniela cerca esa opción queda descartada, así que me doy una ducha y para cuando salgo el servicio de habitaciones ha traído una bandeja con un par de ensaladas, variado de frutas, agua y dos vasos de zumo de naranja. Daniela ya está dando buena cuenta de su parte sin perder esa expresión de enfado que tanto me divertía cuando se molestaba por algo.

—Relájate ya, Daniela, te va a sentar mal la comida —digo sentándome frente a ella en la mesa de nuestra terraza particular.

—Estás disfrutando, ¿verdad? Todo esto es culpa tuya, seguro que le has ido con el cuento a Amanda para que montara toda esta pantomima y así tener algo de tiempo conmigo a solas…

—Que imbécil eres a veces, Daniela —la corto sin perder el apetito—, me conoces de sobra y sabes que no necesito a nadie para conseguir mis objetivos. Amanda no me ha hecho ningún favor, sino todo lo contrario, te aseguro que lo que más me apetecía ahora era descansar y relajarme un poco antes de lo de esta noche, no aguantar tus gilipolleces ni tu ego.

—¿Mi ego? Me da igual lo que digas, María José, estoy segura de que en el fondo te alegras de tenerme tan cerca.

—En otra ocasión quizá, pero no después de todos los desplantes de los últimos días. Tal vez la que se alegra de tenerme tan cerca eres tú, y estás con esa cara de mal follada porque te jode reconocerlo.

—Te recuerdo que la última en follarme fuiste tú, a lo mejor tengo esta cara por lo mal que lo hiciste.

Me pongo en pie, cojo un par de piezas de fruta y me inclino sobre ella poniéndola claramente nerviosa.

—Tú y yo sabemos que te encanta mi manera de follarte —le susurro al oído, notando como se estremece al sentir mi aliento acariciarla—, cuando quieras que vuelva a hacértelo vas a tener que
pedírmelo, porque yo no pienso buscarte.

Me aparto satisfecha por el efecto que le he provocado y feliz por saber que fui la última, lo cual significa que no ha vuelto a montárselo con Jessica.

—Aquí la que se muere de ganas de follar eres tú —suelta con rabia.

—Cierto —afirmo deteniéndome un segundo antes de entrar a la habitación—, pero a eso le pondré remedio esta noche, seguro que en este evento hay decenas de mujeres con ganas de pasarlo bien.

La oigo contestar, pero no entiendo lo que dice y tampoco me importa, me termino de comer la fruta dentro de la habitación y me tumbo en la cama para descansar un poco. Al momento entra Daniela y se mete en la ducha, oigo el agua caer y reconozco que se me revoluciona todo el cuerpo al pensar en que en este momento está totalmente desnuda. Ojalá las cosas fuesen de otra manera entre ella y yo ahora mismo, no me importaría perder el tiempo de descanso dejando besos y caricias por todo su cuerpo.

~

Esta vez sí cumplí jiji🤙

Pd: gracias por leer la historia :)

crossing out days (Adaptación caché) [Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora