las cosas cambian...

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Tras la orden Dipper comenzó a bajar suavemente, a pesar de sentir algo de dolor e incomodidad le era más la lujuria del momento que otra cosa, además,  Bill escuchando sus pensamientos comenzó a estimular los pezones del chico y su miembro para distraerlo del dolor, algo que no paso desapercibido por el castaño, así que sin pensarlo más continuó bajando hasta estar totalmente dentro y aunque uno esperaría que el demonio ordenara que se moviera inmediatamente este solo espero pacientemente a que el chico se acostumbrara.

Dipper parecía querer comenzar a moverse y poco a poco parecía hacerlo, parecía estar perdiendo el libido al no encontrar su punto dulce pero las manos traviesas del mayor, agarrando, apretando, amasando y masajeando le daban ese toque placentero que necesitaba para comenzar a moverse con más avidez.

–Mngh...ahhh...– Suspiró al sentir un punto en su interior que desencadenaba ligeras descargas de deleite –Ahhh amo... mngh... Bill~.

La sinfonía de ambos era un estimulante para cada uno, sus gemidos, suspiros, jaleos y gruñidos animaban el ambiente, el subir y bajar de las caderas del menor, la estimulación en ese estrecho agujero, todo aumentaba segundo a segundo la complacencia mutua, tanto era el gozo de ambos que no se dieron cuenta el momento en que se empezaron a besar, ninguno había sentido eso antes.

Después de un rato no estaban ni en el sillón, habían llegado hasta la habitación sin siquiera notarlo, entre besos, caricias y demás ya habían tenido más de una ronda pero seguían deseosos,  el corazón de ambos latía a una misma frecuencia, sus pensamientos totalmente nublados dejaban a sus cuerpos actuar libremente a sus impulsos primitivos.

                              ~°●♡●•°~

Marco y Tom llevaban saliendo todo ese tiempo, cocinaban, comían, limpiaban y hacían todo juntos, incluso bañarse aunque aun no habían vuelto a tener tanta intimidad, pero los besos espontáneos eran frecuentes.

–Esto... parece tan natural– Suspiró Tom recostado en la cama –Como si esta fuera la forma en la que todo tenia que pasar– Viendo de reojo al chico volando por su habitación mientras recogía pensó en levantarse para ir con él– ¿No crees?–.

Marco reía divertido acercandose igual –Pues... no se, cuando me imaginaba mi vida de pareja no pensaba que fuera en el inframundo y siendo yo un demonio– contuvo un poco su risa quedando frente al contrario aun volando –Pero si, esto... parece ser lo que tenia que pasar...– Cerro los ojos para acercarse a dar un beso.

–Marco Díaz, no me importa si eres un humano, pez o un demonio– Correspondió al chico revolviendo su cabello hacia atrás –Yo te amo...!–

Entonces el corazón de ambos se detuvo aunque fue el de Tom el que lo hizo literalmente. Marco, que se había acostumbrado a mantener su tercer ojo cerrado, lo abrió sin darse cuenta por la sorpresa de tales palabras. Todo duró un segundo pero para el rojizo fue eterno, estaba procesando el peso de esa confesión y antes de poder responder observó como su novio se iba petrificando, al acabar ese momento Marco no supo que hacer, no sabia que sentía, no sabia como arreglaría lo que hizo así que solo pudo entrar en pánico esperando que alguien viniera.

                             ~°•●♧●•°~

Habían pasado horas desde que cedieron a sus impulsos, ronda tras ronda hasta agotarse. Bill no necesitaba dormir pero se sentía simplemente natural hacerlo en el momento así que ahora yacía en su cama con Dipper en brazos, la calma era tal que esta vez se había permitido inconsientemente soñar. ¿Error o acierto?

Dipper tras un par de horas de placido descanso comenzó a despertar por los murmullos que su acompañante pronunciaba.

–Mngh... basta... no se preocupen...– Susurraba con una mueca de preocupación –Lo tengo ... controlado...– Continuaba sin despertar.

tomco y billdip Donde viven las historias. Descúbrelo ahora