Vamos

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—¿Vendrías?

Tus palabras vuelan por mi mente.
Saltan sin temor hacia la profundidades de mi corazón.
Te adentras en mi
como un pájaro en el viento,
como un náufrago en el mar.
El destello de tus ojos delata sinceridad.
El universo que sostienes queda al descubierto.
Ya no hay nada más por esperar,
nada más por decidir.
No existe marcha atrás,
solo un bello sendero iluminado
que avanza, avanza y avanza
y no sabemos dónde termina
o hacia qué lugar conduce,
pero nos invita a seguirlo.
Y queremos seguirlo
a pesar del miedo,
de la incertidumbre,
del recuerdo.

—¿Vendrías?

Nuestros latidos, al unísono, amenazan con resonar por la superficie.
Una adrenalina que jamás habíamos sentido.
La respuesta surge sola de mis labios:

—Sí, vamos.

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