Me das alergia

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Narra Emma

Después del incidente con el balón de baloncesto no fui capaz de volver a concentrarme y cuando Spencer vino al acabar las clases directamente me echó de allí.

—Emma, sabes que te adoro pero por mucho que mires al ordenador no te va a hablar. —dice y me despierta de mi ensoñación dando una palmada.

—Es que te juro que iba a escribir algo pero esos estúpidos cavernícolas me han cortado la inspiración. —le digo estirándome en la silla.

—Bien, cuando empiezas a hablar de historia es mala señal. —dice y hace una mueca rara—. Será mejor que te vayas ya a casa.

—Por cavernícolas me referia a los del equipo de fútbol. —le digo mientras recojo mi mochila -. Tengo un dolor de cabeza increíble..

—Eso te pasa por estar tanto rato delante del ordenador. —dice Spencer y se rie.

—Creo que eres tu, soy alérgica a ti. —le digo en broma y salgo por la puerta.

—Chao, rayito de sol. —dice Spencer, ella y su manía para los apodos.

Cuando llego a casa el dolor de cabeza no ha disminuido y valoro la posibilidad de que de verdad Spencer me de alergia, me tomo una aspirina y me tumbo en mi cama con unos problemas de matemáticas, pero a los cinco minutos los parpados me pesan y termino dormida sobre el libro de matemáticas.

Más tarde me despierto por un pequeño picor en la nariz, alargo un dedo y con los ojos cerrados me rasco la punta de la nariz pero mi dedo da contra una superficie peluda. Abro los ojos de golpe y me encuentro con un Harry a pocos centímetros de mi cara sosteniendo mi cojin de pelo multicolor y haciendome cosquillas con el en la punta de la nariz. Me llevo tal susto al verlo ahi que levanto mi cabeza de golpe que acaba chocándose con la suya y haciendo que los dos nos quejemos del golpe.

—Me compadezco del pobre que se case contigo y tenga que despertarte por las mañanas. —dice Harry mientras se frota la frente—. Probablemente debería usar casco.

—Muy gracioso. —respondo sarcásticamente-.¿Qué haces aqui?

—Venía a preguntarte una cosa. —dice y me observa—. ¿Te encuentras bien?

—No entiendo porque preguntas eso... —empiezo a hablar pero el picor de la nariz vuelve y empiezo a estornudar como una posesa.

—¡Aspersor! ¡Pónganse todos a cubierto! —Harry grita y se coloca mi cojin delante de su cara a modo de escudo.

—Estas muy gracioso hoy. —le digo y pego un manotazo al cojín—. Creo que me estoy poniendo mala, me duele mucho la cabeza y la garganta.

Harry se acerca y pone su mano en mi frente para medir la temperatura, probablemente este más caliente ahora pero no se si será por la fiebre o por su toque.

—Tienes la frente caliente, puede que tengas fiebre. —dice y esta vez no esta de broma—. Además tienes aspecto de enferma, estas más pálida de lo habitual.

—¿En serio? -digo y me levanto de la cama para mirarme en el espejo—. ¡Hay madre! Menudo pelo tengo.

La trenza que me habia hecho por la mañana esta toda deshecha y muchos pelos están enredados en la goma. Intento quitármela para después peinarme un poco el pelo porque se que si no lo hago me van a quedar unos nudos en el pelo imposibles de desenredar. Consigo sacar la goma pero no veo bien mi pelo por detrás como para desenredarlo, al cabo de un rato me enfurezco y lanzo el peine a la cama, casi le doy a Harry al que por lo visto le parece muy graciosa mi situación.

My little secretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora