Capítulo 4 "Feliz Cumpleaños"

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- Ya el último y me voy – me dice agarrado a mi cintura y me besa nuevamente.

- Ya, ahora vete, antes que te vean. – le digo cuando terminamos de besarnos.

- Bueno, buenas noches. – me sonríe soltándose de mi cintura.

- Buenas noches. – yo le sonrío también.

Me quedo en la puerta de mi habitación, donde llevábamos más de una hora despidiéndonos.

¡Me encanta! Siento que es demasiado agradable estar con él, sentir sus besos. Que me abrace de la forma que lo hace.

Cuando estábamos en la puerta de la habitación pensé en invitarlo a entrar, pero después lo dudé al pensar que podía ser demasiada tentación.

Pasaron por nuestro lado María y Don Juan. Él los saludó y ellos nos sonrieron. No parecieron molestarse a pesar de que me sentí incómoda por lo que pudieran pensar de mí.

Anna también pasó varias veces, y me hacía gestos levantando sus pulgares, que me hacían reír.

Entro a mi habitación, estoy en las nubes. Sobre mi cama aún está el cheque así que lo guardo en uno de los cajones del ropero.

Me disponía a ponerme el pijama cuando golpean la puerta. Pensé que nuevamente Gaspar había vuelto por otro beso, así que abro sonriente.

- ¡Dije que era el último! – pero mi sonrisa se esfuma cuando veo a la Sra. Sofía en mi puerta.

- Buenas noches Mía. ¿Puedo pasar?

No le digo nada, solo abro la puerta y ella entra.

Cierro la puerta y me quedo de brazos cruzados junto a ella. Mientras la veo como camina mirando para todos lados.

- Usted dirá...

- Vengo a hablarte de mi hijo – me dice mientras se sienta en la cama. – quiero saber cuándo quieres.

- No sé a qué se refiere. ¿Cuánto quiero de qué? – le contesto levantando una ceja.

- ¿Cuánto dinero? ¿No es lo que buscan las chicas de cómo tu?

- No le voy a permitir que me insulte.

- Yo no te voy a permitir que te involucres con mi hijo.

- Eso no lo decide usted. Es algo entre él y yo.

- ¡No en mi casa! En mi casa las reglas las pongo yo.

- Bueno, llamemos a Don Gastón, quien hoy no tuvo problemas en que yo tuviera una relación con su hijo. Y mejor aún, invitemos a su sobrino Andrew para que haga de espectador.

Ella me mira sorprendida. Se queda tiesa. Se levanta y camina hacia mí.

- ¡No te atrevas a chantajearme mocosa atrevida! – me dice con sus ojos de rabia.

- No es chantaje señora. Yo no me meteré en sus cosas y usted tampoco lo haga en las mías. – le digo con mi corazón acelerado – yo no vine buscando tener una relación con su hijo, las cosas se dieron solas. Y no rechazaré la posibilidad de ser feliz porque a usted no le parece.

- ¿ser feliz? Jajajaja- se burla – ¿crees que será para siempre? ¿Como la historia del niño rico que se enamora de la hija de la criada y se casa con ella para sacarla de la pobreza? ¡No, cariño! Eres solo el juguete del momento, no es para siempre, cuando termine de usarte se va aburrir y buscará un juguete nuevo.

Ella es MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora