Capítulo 5 "Grita"

30 7 0
                                    

Estoy nerviosa. Aún no sé qué usaré esta noche en la fiesta. No quiero usar los mismos atuendos de estos días y a pesar de que Anna me ofreció uno de sus vestidos, nuestros gustos son demasiado diferentes.

Creo que tendré que hacerme el ánimo y salir a comprar uno.

Le cuento a Anna y tomo el cheque, ya que aprovecharé de depositarlo en mi cuenta para no perderlo.

Salgo para pedir un Uber. Espero no perderme. Voy muy nerviosa.

Hay muchas personas en casa, al parecer han venido de visita por el cumpleaños de los gemelos. Así que salgo por la puerta principal sin que lo noten.

Busco en mi teléfono como pedir un Uber y la verdad es que no tengo ni idea porque no lo había hecho antes. Así que rasco mi cabeza mientras lo hago.

- ¿Dónde vas? – me giro y veo a Gabriel en su auto. No lo había reconocido, ya que está con techo.

- Necesito hacer unos trámites y comprar algo – le digo simulando molestia por su pregunta y mirando nuevamente el teléfono.

- Súbete, te llevo.

- No gracias, pediré un Uber – le digo sin quitar la vista de la aplicación

- Yo voy para allá mismo, súbete.

- Que no, gracias.

Suspira fuerte y camina hacia mí. Y me coge del brazo llevándome hasta su auto.

- ¡Suéltame pesado!

- ¡Tú eres la pesada! Estoy tratando de ser amable contigo.

- ¡No he pedido tu amabilidad! – levanto mi mirada y lo veo a los ojos. Tienen el mismo color con Gaspar, ese verde tan claro, hace que te pierdas en su mirada. – ¿estás bien? ¿tus ojos están rojos?

- Si, estoy bien. – dice abriéndome la puerta.

Se sube al auto y salimos de allí a toda velocidad. No me había abrochado el cinturón así que lo hago rápido.

Su mirada iba hacia el camino, en silencio, mirando con ojos brillosos la carretera.

- Necesito ir a un lado antes. – dice girando el volante rápidamente haciendo sonar las llantas en el asfalto. Yo me sostengo fuerte en el asiento.

- Yo... necesito ir a comprar -le digo asustada.

- Será solo un momento.

Continúa sin mirarme, y se nota molesto, aunque también triste.

Después de un rato reconocí el camino, y paramos en el mismo mirador que vinimos con Gaspar a comer los tacos.

De día se ve diferente, pero la panorámica de la cuidad es igual de hermosa.

Detiene el auto y se baja. Yo me quedo y veo como al llegar al muro, se sienta sobre él y pone las manos en su rostro, arrastrándolas hasta su cabeza.

Desabrocho el cinturón y me bajo preocupada.

Camino lento hacia él.

- ¿Qué paso? Cuéntame... puedes confiar en mi

Levanta su cabeza y me mira, sus ojos rojos con lágrimas. Abre sus piernas y se agarra de mi cintura abrazándome y apegando su cabeza en mi estómago agachada. Yo me quedo tiesa, mi corazón latía fuerte. Lo siento sollozar y siento deseos de abrazarlo. Así que levanto mis manos y acaricio su cabeza. Y lo siento llorar fuerte, como un niño.

Ella es MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora