Capítulo 17

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Dos años después....

Mía

Hoy celebramos el cumpleaños número cinco de Gabrielito. Llevamos un tiempo viviendo en esta casa, en realidad, son casi dos años desde que nos vinimos.

Cuando volvimos a nuestra casa de la playa, una horrible tormenta que no se veía algo así en años, azotó la costa, nos destruyó parte de ésta. Gracias a Dios, Gaspar estaba allí para sacarnos a tiempo.

Logramos salir ilesos a pesar de que perdimos gran parte de las cosas que teníamos, y lo que más me dolió fueron todos los recuerdos que fuimos armando con esfuerzo al pasar de los años. Pero la seguridad nuestra está primero y lo único que agradezco es que logramos salir ilesos junto a mi pequeño.

Y bueno, aquí llegamos al castillo. Todo ha sido maravilloso este tiempo. Mi hijo es feliz junto a sus abuelos, y ellos lo son aún más con Gabrielito.

Nos organizamos con Gaspar y visitamos la tumba de Gabriel para llevarle flores. Al principio fue muy difícil poder ver su nombre allí. Le dejamos flores con Gabriel y le me tocó nuevamente explicarle que allí descansaba el cuerpo de su padre, pero que éste nos miraba desde el cielo y nos acompañaba a cada lado donde íbamos.

Ahora, ya más grande, él es el más entusiasmado cuando hay que recolectar las rosas del jardín para llevarle a su papá, porque es solo de esas las que le gusta llevar. Dice que a su padre lo hace más feliz porque así siente el aroma de la que era su casa.

Con Gaspar... estamos intentando nuevamente iniciar algo. Hemos salido un par de veces, al cine, a cenar, al mirador. Pero de a poco. Aún no nos hemos vuelto a besar, pero a pesar de que hemos estado a punto de hacerlo, algo lo detiene y no lo hace. Y yo no lo voy a negar, sí que me muero por que lo haga.

Me alegra mucho tenerlo a mi lado, aunque sea como "amigos". Me ayuda con todo de Gabriel. Ha asistido a todos los eventos de padres que han realizado en el colegio, y Gabriel les explica a todos que él es su tío pero que es como su padre porque además es igual a como era él.

Ya está todo listo para que Gabrielito apague sus cinco velitas. Están sus abuelos, Anna, María, Don Juan, Don Julio, dos compañeritos de clases con sus padres, Gaspar y yo. cierra sus ojos y dice en voz alta con su cabeza apuntando hacia arriba "Gracias papá, porque ya no estamos solos con mi Mami" y las sopla.

Todos nos miramos, mis ojos se nublaron de lágrimas y no supe que decir. Todos se miraban emocionados. Gaspar se acerca al niño y besa su frente.

- Gracias a ti, Gabriel, por llegar a nuestras vidas junto a tu Mamita.

Y Gabrielito lo abraza.

Luego se acercaron y lo llenaron de abrazos, abrió sus regalos y jugaba con sus amigos, sus abuelos y con los demás. No quisimos invitar más personas ni hacer un gran evento, al igual que el cumpleaños anterior, tratamos que sea lo más familiar posible.

Cuando la fiesta termina, acompañamos a Gabriel a su habitación, que es la que sigue a la que era de su padre, la cual se convirtió en mía. Lo dejamos acostados, tiene que estar siempre Gaspar presente, ya que se acostumbró a que es él quien lo arropa y no se duerme sin sus "buenas noches".

Salimos de la habitación y caminamos por el pasillo.

- ¿Quieres salir a la terraza y a conversar un rato? – me dice.

- ¡Tengo una idea mejor! – me mira extrañado – espérame en tu habitación y en unos minutos te traeré un mejor panorama.

Me arquea una ceja sonriendo. Pero acepta.

Ella es MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora