Capítulo 3 🐾 (3.1)

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Beomgyu estaba ansioso y molesto; se sentía harto, fastidiado. Su ánimo se arrastraba por los suelos y lo único en que podía pensar era en que todo estaba resultando mal.

Aquello era, en una sola palabra, sorprendente. El muchachito popular solía tener una actitud positiva la mayor parte del tiempo; por más que se molestara o entristeciera, sus pesares duraban pocos minutos y siempre terminaba encontrando con rapidez razones para animarse.

En ese momento, sin embargo, no encontraba ni una sola.

Nada estaba saliéndole como había planeado. Nada estaba bien. El chico rebelde había abandonado las clases y, por ende, Beomgyu no había vuelto a cruzar palabra con él. Su fabuloso plan de charlar y convivir estaba arruinado. Ya no podría conseguir el número telefónico de su hyung ese día, así que no estarían en contacto durante las vacaciones. Cuando volvieran a verse en abril, el avance estaría perdido y volvería al principio. Volverían a ser solo rivales, enemigos. Yeonjun otra vez odiaría a Beomgyu.

Tal vez ya lo odiaba. Tal vez lo culpaba por lo sucedido, y eso era lo peor, porque Beomgyu tenía miedo de buscar al renegado y que este desquitara su rabia con él.

"Estúpido profesor fisgón, arruinó todo".

Yeon había asegurado que no estaba copiando. Beomgyu no supo si aquello era la verdad, pero su consciencia le reclamó que lo correcto era creerle y defenderlo.

A pesar de esa corazonada, no tuvo el valor para decir nada. Las miradas estaban puestas sobre él y sobre Yeonjun, y para este último, había solo gestos de burla y desprecio; de desconfianza; ojos juzgadores.

El chico popular se paralizó porque temió ser mirado y juzgado de la misma manera. Desgraciadamente, todo había sucedido muy rápido; antes de que pudiera reaccionar, el renegado ya se había marchado.

Incluso, luego de eso, Beom tampoco pudo reunir el coraje necesario para seguirlo.

¿Qué tal si Yeonjun volvía a decirle cosas hirientes? Beomgyu no quiso arriesgarse a sufrir otro ataque verbal. Sabía que le dolería mucho recibir más insultos de su hyung, además, eso simplemente pondría las cosas tensas. Yeonjun necesitaba su espacio para tranquilizarse, lo más sensato era dejarlo solo.

Por eso aguardó tan pacientemente a que la hora del almuerzo llegara. En cuanto la campana sonó, Beomgyu salió disparado de su asiento en dirección al patio, confiando en que ya sería buen momento para hablar con el mayor.

─ ¡Espera, Gyu! ¿A dónde vas? Prometiste ayudarme, ¿recuerdas?

Lástima que no fue tan rápido como para escapar de Soobin.

Beomgyu se sentía comprometido a darle una mano ─o las dos─ a su mejor amigo. No era capaz de dejarlo a su suerte; menos cuando recordaba que el pobre Odi estaba atrapado en una mochila y que Soobin no podría alimentarlo solo.

El chico popular se resignó a ayudar al presidente. Únicamente esperaba no demorar mucho, pues moría por ir en busca de Yeonjun.

Apresurar a Soobin no era tarea fácil. Beomgyu sabía lo que pensaba su amigo del rebelde, y si le decía directamente algo como "hey, colega, tú y tu erizo deben acelerar motores, porque me muero por dejarte botado y reunirme con el tipo al que odias" sabía que las cosas iban a terminar mal.

Principalmente porque Soobin se notaba bastante satisfecho aquel día. No había hecho comentarios sobre el tema, pero su sonrisa cínica lo delataba: que Yeonjun decidiera quedarse fuera del salón era un claro triunfo para él.

Esa actitud prepotente molestaba mucho a Beomgyu ─y eso que aún no sabía que el mismo Soobin fue quien acusó a su hyung─, pero dado que discutir con Soobin era como jugar ping-pong con la pared, ninguno había dicho nada al respecto. De hecho, el par de amigos habló muy poco durante mañana.

🐱 LO$ER = 🐶 LO♡ER [YEONGYU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora