Capitulo 18: Una maldición 3ra parte

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Tigresa se había retirado deseándole las buenas noches a su amado panda, quien fingió dormir plácidamente en el árbol de la sabiduría celestial, feliz por la cena además de la visita que la felina le propino, Tigresa llego llena de inquietud a su habitación tratando de conciliar el sueño para estar lista a lo que sea que le deparaba el destino, Po por su parte no pudo dormir del todo bien, se quedó mirando el anochecer bastante rato mientras se imaginaba 1000 posibles escenarios que sucederían entre Tigresa y Serapis.

Pasaron las horas y el amanecer se aproximó, los primeros rayos de luz alumbraban los despiertos ojos de Po que yacía en la entrada del Palacio esperando a que Tigresa saliera y se pudiera despedir de él.

Tigresa salio de las habitaciones con una cara seria, decidida a enfrentar lo que le deparara, camino lentamente hacia la puerta donde estaba Po mirando el amanecer mientras que sus pisadas llamaban su atención.

-Tigresa- Po la miro con preocupación.

-Buenos días Po.

Ambos se dieron un gran y amoroso abrazo.

-Escucha Tigresa, no tienes que hacer esto.

-No empieces Po.

-¿Enserio no hay manera para que te pueda hacer cambiar de opinión?- Po la miro con esa cara de panda preocupado que derretía su corazón.

Tigresa se quedó un momento viendo sus ojos verdes pero no sucumbió ante su ternura -No, y preferiría tu apoyo Po, es lo que necesito.

-Yo, lo siento si no puedo hacer nada- Po la vuelve a abrazar.

-No te preocupes- Tigresa se separa de él y toma su hombro –Todo saldrá bien a fin de cuentas.

Tigresa miro el cielo notando que los primeros rayos de luz ya estaban en el cielo, por lo que iba retrasada a su punto de encuentro.

-Tengo que irme Po- Le dio un beso rápido pero profundo en sus labios.

-Cuídate mucho por favor.

-Lo hare.

Tigresa corrió rápidamente para bajar las escaleras dejando a Po parado en la entrada con una cara indecisa.

Tigresa corrió rápidamente hacia el "Monté del equilibrio" a 4 patas, dicho punto de encuentro estaba a 1 hora del Palacio de Jade por lo que si ella se apresuraba llegaría más rápido, así que corrió a toda velocidad.

Pasaron 30 minutos y Tigresa ya estaba viendo el templo abandonado desde la otra montaña, era como un santuario a punto de colapsarse con vegetación muerta dando un tono grisáceo y deprimente al lugar, ella siguió su camino hasta llegar.

Ella se acercó con cautela al lugar y subió unas escaleras que daban entrada al santuario.

Tigresa se notaba nerviosa, puso sus manos en ambas puertas gigantes y empujo, abriéndolas totalmente, pudo observar cuadros viejos, símbolos del ying-yang empolvados por todo el lugar y muchos asientos como los de una iglesia.

-Bienvenida Tigresa.

Tigresa volteo rápidamente y la vio sentada en un trono de piedra justo al fondo de la capilla, Tigresa pudo admirar su rostro, una puma bella y joven con pelaje café claro, una mirada que denotaba un color amarillo que brillaba en la oscuridad.

-¿El trono era necesario?

-No seas tan mala Tigresa también me canso, no iba a esperarte parada, además, es un buen lugar para ponerme a pensar.

-¿Para qué me llamaste? –Tigresa intentaba poner su carácter rudo.

-Creí que era obvio –Serapis se levanta del trono y camino hacia Tigresa- Necesito que evites una guerra Tigresa.

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