EPILOGO

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Pasaron dos años desde el repentino deceso del Conde Phantomhive, en Londres las cosas siguieron su curso y aunque todo esto fue noticia durante unos meses otras cosas aparecieron y tras un año la joven Elizabeth Midford se comprometió con un joven noble que cautivó su corazón, los sirvientes de la mansión Phantomhive siguieron con su rutina arraigada durante los últimos cinco años y dicho lugar se encuentra en muy buenas condiciones, la reina decidió dejarles aquella mansión a aquellos que fueron leales a la familia Phantomhive por lo que no debían preocuparse de que un día les fuese arrebatado el lugar que se convirtió en su hogar.

El príncipe Soma volvió a su país natal tras un año luego del fallecimiento de su amigo y haber aceptado que su pequeña amiga había desaparecido de la faz de la tierra.

Todos continuaron viviendo su vida como mejor les pareció y en cuanto a nuestros protagonistas tras un año de viajar por diferentes lugares llegaron a Alemania donde el Conde del Palatinado ya tenía una granja preparada para aquellos dos niños.

─ Llegamos ─ la fémina miró aquella granja y la pequeña casita donde ambos vivirían.

─ ¿Qué se supone que haremos aquí?─

─ Plantar cosas que necesitemos para vivir... aunque eso va más para mí porque el señor perfecto no necesita comer comida humana ─ el joven rió y despeinó los cabellos de la niña ─ no hagas eso, me cuesta peinarme ─ hizo un puchero y comenzó a hacerle cosquillas al contrario quien comenzó a reír ─ no nos olvidemos de los patos, los patos son muy importantes─

─ ¿Qué tienes con los patos?─ el niño dejó de reír colocó su brazo en la cintura de la más baja.

─ los patos son bonitos, son tiernos y muy esponjosos, me gustan mucho─ asintió seriamente sin inmutarse de la muestra de afecto del joven, aunque para este punto ella estaba más que acostumbrada y lo tomaba como algo natural.

─ Sí, lo sé, "los patos son más lindos que mi novio"─ imitó la voz de la más pequeña quien le dio un golpe suave en su costado.

─ mi voz no es así, mi voz es mas linda ─ le sacó la lengua y se alejó del muchacho para meter las maletas en las que sería su nuevo hogar ─ No te quedes ahí parado y ayúdame a acomodar las cosas ─ lo miró desde la ventana de aquella casita y el chico sonrió y corrió dentro.

─ ¿Dónde están las semillas del viaje a París?─

─ Las puse en mi maleta ─ sacó una bolsita con muchas semillas.

─ Trataré de plantar algunas para ver si pueden ser cosechadas aquí... me gustó mucho su fruto─

─ ¿y como se supone que nos comunicaremos con los demás?─

─ No te preocupes... aquí tu linda novia habla muy bien el Alemán, además tienes toda una vida para aprender el idioma ─

─ Cierto ─ le apretó de las mejillas ─ vamos a dar un paseo, tenemos todo el tiempo del mundo para acomodar todo esto─

─ Deberíamos acomodar al menos nuestra ropa ─

─ ¿Por favor?─

─ bien, solo porque lo dices tú─ tomó la mano contraria y salieron de la casita mientras miraban la enorme granja ─ mi hermano nos invitó a cenar esta noche a su casa, no lleguemos tarde ─

─ bien... ─

─ Ciel... ─ el aludido la miró esperando a que continuase ─ ¿será que un día creceremos?─

─ bueno... supongo que en mi caso puedo cambiar mi apariencia a cualquier edad, en el tuyo no lo sé─

─ No parece divertido tener la apariencia de 12 años para toda la vida ─ se cruzó de brazos ─

Entre la Tierra Y El Infierno [Ciel Phantomhive Y Tu] [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora