VIII: Esa niña asiste al circo

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Los días pasaron, la tranquilidad sobrevino a Londres una vez más y de lo único que se hablaba en los diarios era de la reciente posesión del conde Trancy, Ciel no estaba demasiado interesado en ese asunto y sus días se resumieron en hacer sus obligaciones, sus lecciones, reuniones y demás.

A pesar de que se encontraba ocupado de vez en cuando recordaba a la joven que sirvió como su sirvienta durante unos pocos meses, su imagen vendría a su mente y solo se irritaba porque sentía que ella se fue demasiado fácil, no entendía su molestia pero eso hacía que su ceño fruncido se viera mucho más seguido, los sirvientes por otro lado extrañaban a la niña, esperaban sinceramente que volviera para que sus días fueran a como era antes.

Y hablando de ella, durante los días pasados lo único que encontró fue que aquel hombre asociado con el conde del Palatinado fue que tenía un circo llamado "El arca de Noé" y por alguna misteriosa razón por cada pueblo que pasaba varios niños desaparecían lo que hizo que sus sospechas crecieran más, investigó acerca del itinerario de viajes y descubrió que en solo unos días aquel circo llegaría a la ciudad por lo que se preparó para entrar a trabajar allí e investigar a fondo.

-un, dos, tres, un, dos, tres- hablaba la maestra con seriedad mientras el joven conde bailaba con una pareja imaginaria, estaba aburrido, no importa cuanto intentara el resultado sería el mismo –Conde, mueve demasiado las piernas- le regañó la maestra mientras que el pequeño Phantomhive tenía muchas dificultades para moverse con elegancia mientras bailaba.

Por la tarde luego del almuerzo, los preparativos para la cena de esa noche estaban siendo preparados, en este momento el conde se encontraba mirando unos papeles y comía una pequeña rebanada de pastel, estaba agotado.

─ Joven amo, la cena está lista ─

─ Bajo en un momento... ah ___ dile a Sebastián que prepare té para después ─

─ la señorita Black ya no trabaja con nosotros ─ El conde se sonrojó y negó con la cabeza repetidas veces.

─ olvídalo, solo quería ver si me estabas poniendo atención, prepara el té ─

─ Si señor ─

Sebastián solo se rió en sus adentros, durante las últimas semanas de vez en cuando sin darse cuenta llamaría a la niña y luego tras darse cuenta fingiría que lo hizo a propósito.

Por la noche un invitado llegó y estaba muy ansioso por conocer al conde Phantomhive y tras la acostumbrada aburrida charla formal la hora de la cena llegó, conversaron sobre negocios y todo transcurrió normal hasta la hora del postre donde, el invitado del día terminó escondiéndose bajo la mesa, esperando que sus hombres dispararan dentro para asesinar al pequeño conde, algo que nunca pasó, en su lugar la calma se hizo presente, este hombre de cabellos castaños con confusión salió de su escondite y se encontró con la imagen del Phantomhive comiendo el postre que estaba realmente delicioso, al lado izquierdo el mayordomo sirviendo una taza de té para el invitado.

El castaño con miedo se sentó de nuevo y probó el postre que se le ofreció y para su sorpresa una bala estaba dentro, cortesía del mayordomo quien había realizado el postre.

-N-No puede ser, debían haber como cincuenta y tú solo...- Sebastián entre sus labores diarias se encargó de algunos invitados no deseados que planeaban asesinar al conde.

-Lau nos contó que estabas comerciando con armas de fuego en el bajo mundo- respondió Ciel con serenidad.

-¿Él... me vendió?-

-No, para empezar él jamás fue tu aliado- respondió con frialdad –la reina lamenta el incremento de crímenes con armas en los barrios pobres- miró la taza y frunció el ceño ─Sebastián vuelve a preparar el té, las hojas de bajo nivel no tienen buen olor-

Entre la Tierra Y El Infierno [Ciel Phantomhive Y Tu] [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora