LA FUENTE DE SANGRE

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Me parece a veces que mi sangre corre a raudales, Cual una fuente con rítmicos sollozos.
La escucho bien que corre con un prolongado murmullo, Pero, me palpo en vano para encontrar la herida.
A través de la ciudad, como en un campo cercado, Se marcha, transformando los adoquines en islotes, Saciando la sed de cada criatura,
Y en todas partes colorando de rojo la natura.
He implorado frecuentemente a los vinos capitosos Adormecieran sólo un día el terror que me consume; ¡Qué el vino hace ver más claro y afina más el oído!
He buscado en el amor un sueño olvidadizo;
Mas el amor no es para mí sino un colchón de agujas ¡Hecho para dar de beber a esas crueles mujeres!

Las Flores del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora