YO NO HE OLVIDADO

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Yo no he olvidado, vecina a la ciudad,
Nuestra blanca morada, pequeña pero tranquila; Su Pomona de yeso y su vieja Venus
En un bosquecillo insignificante ocultando sus miembros desnudos,
Y el sol, en la tarde, refulgente y soberbio,
Que, detrás del cristal en que se quebraba su gavilla, Parecía, ojo inmenso abierto en el cielo curioso, Contemplar vuestras cenas largas y silenciosas, Derramando generosamente sus bellos reflejos de cirio Sobre el mantel frugal y las cortinas de sarga.

Las Flores del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora