Capítulo 38.

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Capítulo 38. Ya casi todo está bien.

Miró las palmas de sus manos con mucha atención, le zumbaban los oídos y le daba vueltas el mundo a su alrededor (y lo hacía en una tediosa cámara lenta) notó que unas gotas de agua caían a sus manos, dejando marcas entre la suciedad de las mismas, eran sus lágrimas, estaba llorando.

El cuerpo de Meredith se sacudió cuando sollozó, sonrió y todos pudieron escuchar cuando hipaba.

Lloraba porque al fin era libre, porque perdió a seres queridos, y también porque pudo salvar al menos a los que le quedaban.

Cuando alguien corrió hacia ella y le envolvió en el abrazo más revitalizante que haya tenido en mucho tiempo, despertó del ensueño, levantó la cabeza y vio que James la estaba mirando como si fuese la cosa más especial del mundo.

— ¿Estás bien? —dijeron a la vez y se sonrieron para luego decir a la par nuevamente—. Estoy bien si tú estás bien.

Le devolvió el abrazo ignorando todos los dolores que atravesaban su cuerpo en ese momento, estaba demasiado feliz de que él esté bien como para preocuparse en si estaba herida o no.

—Te amo —le dijo casi llorando, una voz le gritó cursi en su cabeza y ella respondió un me importa un carajo, me lo merezco.

 

—Yo también te amo.

Escucharon a alguien sollozar a sus espaldas, lo cual interrumpió el bello momento en el cual la fatídica pareja de enamorados que fueron separados y ahora al fin se veían confesando su amor para luego besarse con pasión que fue encarcelada durante tanto tiempo...

Afrodita se limpiaba los ojos con pétalos de rosa y los miraba mordiéndose el interior de la mejilla.

—Lo lamento —exclamó—. ¡Oh maldición! ¡He arruinado el momento! Es que me emocionan horriblemente las parejas donde están los hijos de Possy, son muy hermosas.

Se desapareció dejando un fuerte y muy dulce perfume femenino en las fosas nasales de Meredith y James.

Ella le miró a los ojos y luego besó su mejilla al último momento, recordando que no se había cepillado los dientes esa mañana. No, dioses, no besaría a su novio luego de más de un mes con la boca con sabor a muerto.

Ni loca.

— ¿Por qué? —James estaba a punto de quejarse pero le arrebataron su lugar.

Andy le había empujado para poder abrazar con mucha fuerza a su gemela.

—Maldita sea, te odio y te amo, jodida estúpida —Mar sintió su cuello mojarse, Andy lloraba sin parar—. Nunca más, nunca más te separes de mí.

Tardó un segundo pero luego sonrió y rodeó la cintura de Andy, estrechándola de la misma manera que ella lo hacía.

—Ya nunca, en verdad.

—Pensé que ibas a morir —respiró con fuerza—. Por Merlín, pensé que ibas a morir.

—Mujer de poca fe —masculla apartándola para mirarla a los ojos—. ¿Cómo era ese dicho Muggle? Yerba mala nunca muere.

Andy sonrió con los ojos húmedos—. Tú no eres una yerba y tampoco eres mala.

Meredith miró al cielo y luego se volvió a Andy con los ojos brillando traviesos— Me refería a ti.

Aquello mereció un golpecito en el brazo, luego fue Lily la que se prendió como garrapata a su cintura.

—Casi quedé viuda, Morgana en tanga, y siquiera con dinero del seguro —algunos rieron un poco por las locas palabras de la pelirroja, Meredith besó su coronilla—. Fuiste tan idiota y heroica a la vez, eso me sorprende realmente, eres una cajita coreana de sorpresas.

Más que una semidiosa y bruja (S&B3)Where stories live. Discover now