Capítulo 4.

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Capítulo 4. Isabel y el porqué.

—Nunca antes me había sentido tan encerrada.

—Y yo nunca antes había sido abrazado así... ¿Sabes Mar? No planeo irme.

—Oh lo siento —Pero no le soltó, siguió aferrada a su torso—. No he abrazado a nadie en mucho tiempo, y la mayoría de ese tiempo estuve inconsciente.

—Tampoco es que me moleste.

Parpadeo intentando deshacerse de las lágrimas.

—Esta situación me recuerda a Nico... Pero a él no le gustaban los abrazos.

Respiró hondo para luego cerrar los ojos y una sola lágrima se permitió escapar.

—A menos que sean de Percy —Comentó de forma despistada, ganándose un pinchazo en la espalda por parte de ella—. Ey, ¿Qué hice?

—No hables de eso, a Nico no le agrada —Se separa.

—Él no está aquí —Murmuró rodando los ojos.

Tomó asiento en el borde de la cama, mirando la puerta, como esperando a que ésta se abra para poder salir corriendo y decidida a golpear a todo el que se le cruce.

—Todos te extrañan, ¿Sabes? —Comenta poniendo sus manos en los bolsillos de sus pantalones.

Una mueca ególatra apareció por un segundo en su rostro.

—Era obvio, todos me aman.

—¿Nunca cambias?

—Esa soy yo.

La sonrisa se borró otra vez y miró con odio la puerta. Jugó con su cadenita, volviendo a cortarse los dedos y el cuello por tirar de ella con demasiada fuerza, pero realmente eso no le dolía, tan sólo la ponía más furiosa.

Me tienen como un perro... Siquiera un perro, mucho peor.

Se quedaron en silencio, Eros se acercó a la puerta para poner un oído contra ella... Segundos después se lanzó a la cama junto a Mar.

—Tengo que decirte algo.

—Dilo, nadie te detiene.

—Ouch, qué fría eh. Bueno escuche en los pasillos...

—No sabia que eras un chismoso —Achica los ojos hacia él, en forma burlona.

—Meredith, ¿Podrías cerrar el pico cinco minutos?

Le miró enfadada unos segundos y luego apretó los labios para asentir.

—Bien.

—Oh, sabes que te quiero —Le guiña un ojo—. Escuché a unos guardias hablar sobre el viaje que darás con el que se cree señor todopoderoso.

—¿Qué se cree? Yo no iré a ningún lado con ese hijo...—Su voz salió más fuerte de lo que esperaba, cerró la boca ante la mirada de Eros.

—Mi querida bocaza, quieras o no te tiene atada —Ella gruñe—. Van a buscar a Isabel.

—¿Quién mierdas es Isabel? He escuchado ese nombre cada vez que despertaba, maldición, me tienen hasta... Sigue, cariño.

—Isabel es tu condenada prima, si Nico lo es según tu bello cerebro de algas, pues ella también —Sacude la mano—. Comencemos la historia que se remonta hace años...

—Como le gusta contar historias —Murmura acostándose junto a él, olvidando por un momento donde estaba.

—Isabel Lopez también viene de un largo linaje de dioses, de todos los que pueden tener hijos, literalmente, dos de ellos, un hijo de Hefesto y su madre, una hija de Atenea, se enfadaron con los dioses porque ignoraban a sus hijos, los retaron con que iban a matarlos —Sonrió pero luego su expresión se volvió seria—. Zeus se burló, ellos juraron que lo harían, y lo hicieron... La madre lo ideo todo, ella fue la cabeza, mientras que el hijo forjó la daga.

—Ese momento donde recuerdo cosas —Cierra los ojos con el repentino dolor de cabeza—. Arista dijo eso... Antes de que la mate, guau, decirlo suena raro.

Él chasqueo los dedos ante ella—. Atención al tema, niñita, por favor.

—Como sea, luego hablamos de mis homicidios —Por alguna razón no sentía remordimiento.

—Intentaron matar a Zeus, pero terminaron siendo calcinados con sus rayos —Hizo ruiditos moviendo las manos—. Pudo haberlo matado, de verdad pudo haberlo hecho, la hija del hombre que la forjó se hizo cargo de todo, juró que la daga estaría en su familia siempre, y no sería utilizada en contra de los dioses... Siempre que ellos no vuelvan a perder el control. Y una vez su linaje termine, con Hades, la daga pasaría a la otra familia... La tuya.

—Que bonito —Finge una sonrisa—. ¿Y cómo sabían que terminarían en Hades?

—Cosas de viejos.

—Así que sólo me dará la daga a mi, ¿O no?

—A ti o a Andy, siendo sinceros es la misma cara, no hay mucha diferencia.

—Pero si él la quiere para matar a Zeus, yo no pue... —Se cortó.

Él le miró.

—Dilo, di que no puedes.

Ella se mordió el labio y apartó la cara.

—Por favor di que no puedes —Insistio en voz baja.

—No quiero mentirte... Lo odio —Sus ojos lo decían todo—. Lo odio.

La puerta se abrió, y ellos se levantaron de golpe, Cronos sonreía de oreja a oreja.

—El mismo sentimientos nos llena, no será tan difícil lograr nuestro propósito.

Permaneció callada, pensando la forma de insultarlo... Sin parecer tan maleducada.

—Andy irá igual —Le susurró al oído su amigo.

—Ambos lo odiamos como para matarlo —Dice caminando hacia Cronos—. Pero, ¿Quién de verdad lo haría?

—Tú dame el arma —Sintió que le revolvía el estómago cuando él pegó sus labios a su frente y le acarició los brazos con las puntas de sus dedos —. Yo me encargo de lo demás.

—Como si fuera que te ayudaré —Le dio un empujón en el pecho—. Antes del lado del estúpido Zeus que del tuyo.

Eros ocultó su sonrisa bajando la cabeza.

—Igual irás, querida.

Más que una semidiosa y bruja (S&B3)Where stories live. Discover now