Capítulo 27.

2.6K 281 17
                                    

Capítulo 27.  Mira bien antes de hablar, Andy.

No sabía cómo había ido tan rápido hasta allí, incluso ignorando el dolor que le provocaba dar siquiera un paso. Pero ella estaba junto a Apolo, completamente desesperada mientras tomaba su mano.

— ¡Isabel! ¡Isabel haz algo!

La chica permaneció en silencio y luego le devolvió la mirada.

— ¿Crees que ayudaría a quien me abandono en el altar, humillándome de la peor manera?

Probablemente iba a darle un ataque en cualquier momento.

—No… no puedes ser así, no merece morir —Se le escaparon las lágrimas—. Ayúdalo por favor.

—Andy —Dijo Meredith tomando su hombro.

— ¡No! podrá ser un idiota pero no puede morir así, no es natural, es un dios…

—Por eso mismo Andrómeda —Alex intentó hablar.

—No debe morir, porque... Porque...

Se ahogó en su propio llanto mientras los demás daban varios pasos atrás.

—Porque... Por el Olimpo mujer, sigue, no me dejes así.

Bajo la vista, Apolo le miraba sonriendo. Ella observó con más detenimiento la situación.

Apolo estaba rodeado de sangre dorada.

Porque —Puso una mano en su mejilla —. ¡Eres un reverendo hijo de puta!

Le dio una bofetada y se levantó limpiándose la cara.

—Pero... Pero ¿Por qué no puedo morir? Dímelo.

—No puedes morir así —Le señaló pegando su dedo a su pecho—. Porque yo debería matarte.

—Okay, mejor finjamos que esto no paso nunca —Se levantó y corrió a esconderse tras Alex—. Oh, un momento, pero si he vuelto a ser inmortal... Eso significa...

—Que ya nos vamos, Meredith.

Ayelen estaba cruzada de brazos ante ellos, ahora con tan sólo dos acompañantes nada más. Pero aún así muy confiada.

— ¿Por qué he de irme con ustedes? —Retrocede abrazandose a su cajita —No iré.

—¿Quieres que te recuerde lo que sucede cuando te pones en plan rebelde? —Alzó una ceja y Meredith palideció—. Ven, ahora.

Mordió sus labios, miró a Andrómeda como disculpandose con la mirada y luego avanzó hacia Ayelen.

—No vas a hacerlo —Masculla Andy y le saca su varita a Isabel, seguidamente apunta a Ayelen con ella—. Meredith se irá conmigo.

Su prima rodó los ojos—. No lo creo. Preguntale, ¿Qué vas a hacer Meredith?

Parecía una niñita que no sabía qué hacía allí. Las palabras de advertencia de Cronos antes de ir allí retumbaron en su cabeza.

Intentas escapar y despidete de tus amigos.

No podía permitirlo. No podía idear algo con lo cual se librara de Cronos y sus seres  queridos siguieran vivos dado que estaba aún muy aturdida con lo que Isabel le había dicho.

Además estaba apenada con Andy... Porque volvería a abandonarla.

—Lo siento —Le dijo y caminó hacia Ayelen—. Juro que vas a perdonarme.

La mano con la cual empuñaba su varita tembló, Andy se desinfló, eso no era lo que quería.

—Mar... No otra vez.

—La última vez, lo juro.

—¡No jures cosas que no podrás cumplir!

Meredith y los demás ya se habían volteado y caminaban como si nada lejos de Andrómeda. Ella ardía en cólera.

—Meredith yo juro que la próxima vez que te vea, voy a golpearte de lo lindo.

Sonrió por la amenaza de su hermana miró por sobre su hombro. Algo en su mirada destellaba picardía por un instante.

Isabel puso una mano en el hombro de Andy y se acercó a susurrarle.

—Ella va a asegurarse de que eso suceda... Ahora dejala ir.

—Pero... La daga —Balbucea.

—He dicho que la dejes ir, confía en mi.

Meredith, Ayelen y su tropa reducida desaparecieron para luego reaparecer en el barco.

Cronos los esperaba impaciente. Al ver a Meredith chispeo con furia.

—Dije que nada de intentos de escape.

—No intenté nada de eso —Frunce el ceño.

—Estuviste más de veinte minutos fuera de vista —Se acerca y le arrebata la caja de las manos —. Pudiste idear toda una estrategia de escape en ese tiempo.

—Pero no lo hice.

Él le sonríe y posa una mano en su mejilla—. No te creo, pequeña mentirosa.

Meredith lo aparta molesta. Cronos vuelve a tomarla del rostro pero con menos delicadeza.

— ¿Sabes lo que eso significa? —Se le revuelve el estómago y parece ir flotando por ahí —. Adiós a tus amigos.

—No sabes —Dice soportando las ganas de llorar y gritar— cuanto te odio.

—Lo se y me siento halagado por recibir semejante cantidad de un sentimiento tan pasional —Besa su mejilla—. Vamos, a ver el espectáculo.

Ahora se venía la peor parte.

Más que una semidiosa y bruja (S&B3)Where stories live. Discover now