Capítulo 2.

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Capítulo 2. Mi fuente de poder.

Meredith se había pasado días intentando mantenerse despierta por más de dos minutos. Pero casi le era imposible, en algún momento volvía a caer rendida.

La penúltima vez que despertó, pudo jurar que vio a Narcissa junto a ella, con una mueca y una jeringa. El líquido de ésta era algo dorado. Cuando abrió la boca quiso preguntar qué es. Pero en su lugar dijo:

—Perra.

Y volvió a dormirse.

Ahora llevaba cinco minutos despierta, con suerte se mantenía sentada. Analizaba la habitación intentando no entrar en pánico. Ya que eso no le serviría de nada.

Las paredes eran de tonos claros, había un enorme placar de madera, un escritorio, una pequeña biblioteca... Era hermosa, pero eso daba miedo.

Tenía la boca seca, vestía un camisón blanco y estaba segura de que no vestía eso anteriormente.

Comenzó a recordar varias cosas. Como que estaba en una habitación con espejos, lo podría jurar, ¿Cómo es que ahora estaba allí?

Bajó los pies de la cama, pudo sentir la fría madera en las plantas de estos. Se sujetó de la cama para poder pararse.

Dio un paso tembloroso, luego otro, se dirigía a la puerta, finalmente cayó sin fuerzas para más.

Tal vez el estrépito alertó a quien sea que estaba ahí afuera, porque la puerta se abrió de golpe.

Subió la vista para toparse con un desconocido, vestía una túnica negra y portaba su varita como dispuesto a matarla ante cualquier movimiento.

—¿Pasa algo Oliver? —Dijo una voz profunda tras el hombre.

—Ya despertó —Bajó la cabeza y se hizo a un lado.

Meredith estaba de rodillas, sujetándose con las manos, levantaba mucho la cabeza para poder ver con total alerta a la persona.

Aquel hombre no tendría más de veinte años, tenía su cabello negro bien peinado, unos ojos dorados y vestía esmoquin. En cuanto la vio tirada en el suelo, sonrió con ganas.

—¡Meredith! Al fin querida.

Le tendió la mano, ella se quedó mirándola, analizando la situación. Tragó saliva cuando al fin llegó a una conclusión.

—Tú... ¿Eres Cronos? —Su voz era raposa y baja, le dolía hasta hablar.

—Oliver trae agua para la señorita —Ordenó y éste salió de la habitación como un rayo, se volvió a Meredith, esta vez tomando su brazo sin permiso—. Exacto. Soy Cronos, qué inteligente.

Gimió e intentó liberarse. Era a eso a lo que no quería llegar. La desesperación.

—No pelees, gastas fuerzas sin resultado alguno.

La tendió en la cama y se sentó junto a ella, sin soltarla.

Oliver volvió con un gran vaso de agua. Cronos lo tomó y él volvió a salir, cerrando la puerta tras de sí.

Ella estaba temblando de pies a cabeza. Tenía la necesidad de decirles a todos que Cronos estaba... ¡De vuelta! Tal vez gritarlo a los cuatro vientos, llamar la atención de Zeus burlándose de su dramatismo, algo.

—Bebe —Ordenó tendiéndole el vaso. Mar negó lentamente—. Ninguno de los dos quiere hacerlo por la malas, así que, bebe querida.

No muy confiada, tomo el vaso y lo acercó a sus labios resecos. El agua pasó por su garganta dándole un gran alivio. Se sintió mejor luego de bebersela toda.

Más que una semidiosa y bruja (S&B3)Where stories live. Discover now