Capítulo 36.

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Capítulo 36. ¡Venga! Pelea con alguien de tu tamaño.


En cuanto notó que Zeus iba a pelear, quedó estática, Meredith pensaba que aquel dios idiota era más... Eh, inteligente y no caería en el plan de Cronos, pero se equivocó.

Mientras miraba cómo ese par peleaba, ignoró que los demás ya habían empezado de batalla de igual manera.

- ¡Meredith! -Eros le espetó y ella sintió un dolor punzante en el brazo izquierdo.

Alguien le había lanzado una maldición y ahora tenía un corte horrible en el brazo. Frunció el ceño, ignorando el dolor y levantó la cabeza.

¿Y ahora quién diablos le atacó?

No pudo mirar a su alrededor para ver quién le había atacado porque al instante que levantaba la cabeza, una espada el rozaba la nariz.

Annabeth le estaba amenazando con una espada. Y de pronto, la blandió ante sus ojos.

¿Por qué...?

-Imperius, es un imperius-masculla retrocediendo, su rubia amiga vuelve a atacar-. ¡Annie! -chilló con los ojos muy abiertos, casi volvió a lastimarla.

Palpó su ropa, pero la verdad no tenía ningún tipo de arma y tampoco quería lastimar a Annabeth. Por lo que siguió esquivando sus ataques.

Cuando tropezó de espaldas y cayó, Annie levantó la espada por sobre su cabeza e iba a clavársela en el estómago, pero Meredith gritó:

- ¡Basta! -paró a mitad de camino-. Por el Olimpo, Annabeth, soy yo.

Respiraba a duras penas, su pecho subía y bajaba, estaba así porque le sorprendía e incluso asustaba que su propia amiga le ataque así, aunque sea siendo manipulada.

Mientras ella miraba a sus lados buscando a quien podría estar manipulando a Annabeth, ésta siguió su camino, dispuesta a clavarle la espada en el estómago.

Una sombra negra pasó por encima de ella, derribando a Annabeth, Meredith levantó la cabeza y observó casi llorando a Doris.

-Oh amiga -exclamó conmovida, Doris le miró y ladró-. Eres la mejor.

Annabeth sacudió la cabeza y soltó la espada, balbuceó varias cosas y luego miró a Meredith por cinco segundos antes de lanzarse a abrazarla con fuerza.

-Toma mi espada -dijo Annie-. Yo estoy mejor con mi cuchillo.

-Bien -con la mano derecha empuñó la espada y miró a los demás.

¿A quién debería atacar? La verdad no quería dañar a nadie, por más que sea uno del séquito de Cronos, no podía ir matar sólo por eso.

Tal vez no deba matar, se dijo, sólo... ¿Herir un poco? Oh dioses, ¿por qué no se me sale lo bélica ahora?

No tenía razones para ir y clavarle la punta de la espada a todos, muy bien, eso era mejor, porque si la enfadan posiblemente vaya y haga eso ciegamente, hiriendo a todos (o matándolos, pero seamos un poco positivos y digamos que sólo les heriría de gravedad)

Decidió rápido que debía ayudar a los semidioses, que ya habían caído muchos.

Vio a un amigo, Leo Valdez, sobre su enorme dragón metálico, Festo, intentando hacer caer a los magos y brujas que volaban en sus escobas lanzando maldiciones.

Fue hacia él, sintiendo el aliento cálido de Doris tras ella.

- ¡Hola chico robot! -gritó antes de saltar al lomo de Doris y luego derribar a una bruja.

Más que una semidiosa y bruja (S&B3)Where stories live. Discover now