Volvía a ser lunes, vaya mierda.
Pero que se podía hacer.Caminando, porque le tocaba patrullar de aquella forma, se topo de nuevo con la guardería, ahora abierta, dándose cuenta que, tenía un jardín, una pequeña barda y adentro, muchos niños y, gyomei.
Afortunadamente para él, esa barda y jardín estaban exactamente frente a una parada de autobuses, la gente se paraba justo allí para esperar y, él podía hacer eso.
Se acercó y quedó allí por un rato, no disimuladamente viendo a gyomei, pensando, que quizá, con tanto mensaje que intercambiaron la noche anterior ya podría hablarle como si nada.
- Ah! Oficial Shinazugawa, es bueno verle por aquí, ¿como está? -
-Oh, por favor, deja las formalidades, llámame sanemi.-Charlaron de como iban sus días y aunque a sanemi no se le daban los niños, cargó a uno, a petición de gyomei y ambos rieron, pues, a sanemi se le daba hacer reír a los niños, eso incluía a gyomei, que no era un niño, pero era contagiado por la risa de sanemi como uno.
Sin embargo, pronto tuvo que irse, pues su turno allí había acabado.
Caminando se dió cuenta de que, gyomei le sonaba de algún lugar, sentía que eran cercanos y ni el sabía el porque.
Así, pasaron los meses, para sanemi, fueron todo un nuevo capítulo en su vida, conocer más de aquel hombre, le hizo cambiar su forma de pensar en cierto modo, y supo que, no le gustaban los niños, pero le gustaba ver cómo gyomei era feliz con ellos.
En cuanto a gyomei, el pensaba que sanemi, era un chico honesto, con personalidad tímida y alma pura, cuando supo que sanemi tenía dudas sobre el matrimonio, le contó todo acerca de el suyo y, le deseo suerte para enamorarse de alguna chica.
Los mensajes eran frecuentes y las salidas aún más, todas, con la esposa de gyomei, quien era feliz al ver que su querido esposo tenía una amistad por fin, pues ella sabía lo mucho que le costaba hacerse de amigos.
Ella era una buena esposa.
Al haber pasado tres meses desde su primer encuentro, sanemi empezó a notar tres cosas;
La primera, que le gustaba la sonrisa de gyomei, la segunda, que estaba confundido y la tercera, que se odiaba.
Era gay, y eso lo fue descubriendo gracias a este hombre.
Recuerda cuando lo vio sin camisa a una salida de playa con ellos dos, la esposa estaba encantada pero el estaba más nervioso, por ver aquella hermosa tez trigueña bajo la luz del sol y resplandor del agua azulada.
Eso no era normal.
– Gyomei, ¿Que me has hecho? –
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♡︎𝑪𝒐𝒖𝒍𝒅 𝒚𝒐𝒖 𝒔𝒕𝒂𝒚 𝒃𝒚 𝒎𝒚 𝒔𝒊𝒅𝒆?♡︎ /Hɪᴍᴇsᴀɴᴇ/
أدب الهواة"Venimos para hacer una revisión en su guardería, señor himejima gyomei." Esa fue la frase que, dejó a rrienda suelta todos los sucesos que se vendrían a continuación, y a el corazón de Shinazugawa sanemi, pondría en confusión. ...